Por Frida Juárez Bautista

En abril de 2010 ocurrió el mayor derrame de petróleo en el mar hasta ahora registrado. Este ocurrió por la explosión en la plataforma Deepwater Horizon, de la empresa Transocean y rentada a British Petroleum (BP).

Tras la explosión, la plataforma –que medía lo que dos campos de futbol– se hundió y derramó más de un millón de litros por día durante 87 días.

En el décimo aniversario del accidente (o negligencia, como señalan expertos), el periódico “New York Times” reportó que un estudio científico mostraba que aún había residuos de petróleo en las playas que dan hacia el Golfo de México.

En ese mismo artículo, especialistas señalaron que pese a los trabajos de prevención que se han realizado desde entonces, es factible que ocurra un derrame igual o mayor del de British Petromleum. Como se ha reportado sobre el presunto derrame de Pemex en Balam Tango Bravo, en la zona de Campeche, que si bien no es de la misma magnitud, podría contribuir a la contaminación del mar y a poner en riesgo la vida marina.

Los equipos de rescate cubrieron más de 5 mil kilómetros cuadrados por aire 12 veces y por mar cinco veces, con la esperanza de que los desaparecidos pudieran haberse encaramado en una lancha salvavidas cubierta y con suministros.

Las acciones de Transocean cayeron en la Bolsa de Valores de Nueva York.

La plataforma tenía una superficie de 132 metros de largo por 85 de ancho y podía operar en aguas de 2 mil 500 metros y perforar a una profundidad de más de ocho kilómetros.

Transocean, que tiene su sede en Suiza, se describe como “la mayor extractora de petróleo submarino”, con 140 plataformas de perforación y 18 mil empleados.

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