Al menos 43 presos murieron y 13 resultaron heridos, muchos de ellos de gravedad, en un violento enfrentamiento registrado ayer entre bandas rivales vinculadas con el narcotráfico en una cárcel de Ecuador, donde en medio de la situación 220 presos aprovecharon para fugarse.

La fiscalía informó en su cuenta de Twitter la cifra de víctimas en el amotinamiento e indicó que se mantienen los trabajos de levantamiento de pruebas.

El ministro del Interior, Patricio Carrillo, dijo que los reclusos integrantes de una célula criminal denominada Los Lobos salieron de sus celdas y atacaron a los de otro grupo delictivo de nombre R7: “Jamás quieren rehabilitarse y lo han demostrado con hechos, son los hechos los que los definen. Lo que se vivió en el centro de la ciudad de Santo Domingo fue una crueldad”.

A simple vista, agregó el funcionario, “se puede evidenciar que los que perdieron la vida fueron ajusticiados con arma blanca, la mayoría de cuerpos tienen esas características”.

Y ofreció ayuda del gobierno a los familiares para trasladar los cuerpos a sus sitios de origen.

El ministro del Interior reveló que se encontraron armas de fuego, granadas y otros materiales en poder de los presos de la cárcel Bellavista, ubicada en la ciudad de Santo Domingo de los Tsáchilas, a 70 kilómetros al suroeste de Quito.

La policía confirmó que tras la intervención de grupos tácticos y de asalto al centro de reclusión, éste quedó nuevamente bajo el control de las autoridades, especialmente el pabellón de máxima seguridad, donde se produjeron los hechos.

Antes de estos episodios, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, presumía de que en los tres primeros meses de 2022 apenas habían fallecido ocho presos en las cárceles ecuatorianas, y que las muertes intracarcelarias se habían reducido más de 90% respecto al año anterior, cifras que saltaron por los aires con las dos últimas matanzas.

Ni bien se conocieron los hechos, comenzaron a circular imágenes que revelan la extrema crueldad de la noche vivida en esta cárcel, donde se aprecia una pila de cuerpos semidesnudos, algunos de ellos mutilados y sin cabeza, sobre charcos y regueros de sangre en todas las direcciones. Videos que circularon en las redes sociales mostraron la cárcel, aún a oscuras, y gritos y disparos que provenían desde el interior.

En este nuevo motín, que comenzó en torno a la una y media de la madrugada, al menos 220 presos se fugaron y hasta el momento las autoridades han logrado recapturar a 112, por lo que 108 siguen prófugos.

Las bandas criminales a las que se les atribuye estas masacres dentro de las cárceles también son presuntamente las causantes de la creciente violencia que se vive en la costa de Ecuador por el control del narcotráfico y la exportación principalmente de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.

Tras escenas de terror como la aparición de diversos cuerpos de decapitados y la actividad cada vez más evidente y frecuente de sicarios, el gobierno ecuatoriano decretó el Estado de excepción desde hace semana y media en las provincias costeras de Guayas, Manabí y Esmeraldas, fronteriza con Colombia.

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