Designada por el presidente Joe Biden para la Corte Suprema de Estados Unidos, Ketanji Brown Jackson prometió ayer que defendería “la gran experiencia democrática estadounidense” si el Senado la confirma en el cargo y se convierte en la primera magistrada negra en la institución.
Con voz segura, la jueza de 51 años insistió en que es “independiente” y “neutral”, en sus primeras palabras ante el comité judicial del Senado encargado de examinar su candidatura. Fueron retransmitidas en directo por las televisiones estadounidenses.
Sin insistir en la dimensión histórica de su nominación, la jueza rindió homenaje a todos los que la ayudaron a llegar a este nivel, empezando por sus padres: “Después de haber vivido personalmente la segregación racial (…) me enseñaron que, a diferencia de ellos, que tuvieron que enfrentar muchos obstáculos, si trabajaba duro, en Estados Unidos, podría convertirme en quien quisiera ser”.
También elogió la “integridad, el civismo y la gracia” del juez progresista Stephen Breyer, a quien está llamada a reemplazar y de quien fue asistenta tras graduarse en Harvard.
La magistrada habló después de los 22 senadores de la comisión que han subrayado el “carácter histórico de su nombramiento”. De los 115 jueces que han trabajado en la Corte Suprema, solo ha habido dos hombres negros y cinco mujeres, ninguna de ellas afroestadounidense, recordaron varios de ellos. “Hoy es un día alegre”, dijo el senador demócrata negro Cory Booker: “¡El Senado se dispone a derribar un nuevo techo de cristal!”.
Más allá de lo simbólico, su llegada no cambiará el equilibrio de fuerzas dentro del templo de la Ley, donde los jueces conservadores mantendrán una cómoda mayoría de seis puestos sobre nueve. Como los demócratas controlan el Senado, la magistrada tiene muchas posibilidades de que la confirmen en una votación que probablemente se celebrará a principios de abril.
Sin embargo, algunos republicanos criticaron a la nominada, a la que intentaron retratar como “suave con el crimen” por su pasado como abogada de oficio.
Ted Cruz, senador por Texas, acusó a los demócratas de intentar “abolir la policía” mediante el nombramiento de magistrados que están del lado de criminales violentos o que están a favor de liberarlos, en vez de “hacer cumplir la ley” para proteger a “ciudadanos inocentes”.
Aludió así a que, como abogada de oficio, Jackson defendió a cuatro presos acusados de terrorismo detenidos en la base naval de Guantánamo (Cuba).
Jackson, quien actualmente ejerce como jueza de la corte de apelaciones del distrito de Columbia, también trabajó en la Comisión de Sentencias de Estados Unidos, donde contribuyó a reducir las penas de cárcel por delitos federales de drogas, que afectan desproporcionadamente a los afroamericanos y latinos.
El ultraconservador Josh Hawley acusó a Jackson de haber dictado sentencias poco duras contra los acusados de pornografía infantil, algo que la Casa Blanca ha tildado de “información errónea tóxica” y de la que se han distanciado hasta miembros de su propio partido.
Jackson sí ha dictado sentencias por pornografía infantil por debajo del mínimo establecido en las directivas federales, pero en la mayoría de esos casos los mismos fiscales habían pedido condenas menos duras.
En todo caso, la mayoría de los republicanos no criticaron a Jackson por sus habilidades, que están fuera de cuestión, sino por el apoyo que su nombramiento ha recibido de grupos de presión como “Demand Justice”, que aboga por el nombramiento de jueces progresistas.
Las audiencias continuarán este martes y miércoles. Los demócratas quieren que la nominación sea aprobada antes del 8 de abril, para evitar que se cruce con la Pascua.