Porque es semifinal. Porque es entre dos grandes. Porque, además del pase, está en juego el orgullo. Sí, el duelo de hoy entre Cruz Azul y Pumas, por el pase a la final de la Liga de Campeones de la Concacaf —en el Azteca—, es de máxima tensión.
La Máquina es favorita, “pero hay que demostrarlo en la cancha”, dice Juan Reynoso, técnico de un conjunto que llega con la desventaja (1-2), pero con la “ventaja” de haber marcado gol de visita en Ciudad Universitaria.
Andrés Lillini, entrenador de los Pumas, asegura: “No vamos a especular; si hacemos eso, Cruz Azul nos supera”. Reynoso responde: ”Si salimos como en el segundo tiempo en CU, podemos ganar; debimos regresar de ahí con un empate”. ¿Dónde están las ventajas?, ¿dónde quedan las desventajas? Cruz Azul no tendrá a Carlos Rodríguez, y probablemente a Jesús Corona y Juan Escobar.
El peruano no pone pretextos: “Esta es una gran oportunidad para nosotros. Le hemos dado mucha importancia a este torneo, a pesar de la carga de partidos. Vamos por la final”. El argentino Lillini no se confía: “Les deseo pronta recuperación, pero un equipo no pasa por uno o dos jugadores; son muy buenos, nos ha pasado a nosotros y no nos hemos resentido”.
Se puede pensar que será un juego para disfrutar, aunque Reynoso opine diferente: “Hay que trabajarlo, se disfrutará después. Cuando uno llega a este club, vives en constante presión y peleando cosas importantes; esto nos puede marcar”.
De una cosa está seguro Lillini: “No queremos sufrir. Lo que viviremos es una presión linda. Hay otras presiones en la vida que le pasan a otras personas y eso sí es muy difícil. La presión debe ser intentar hacer bien lo que hacemos, y si nos equivocamos, no hay que dejarlo de intentar”. Máxima tensión.