En junio, el matemático mexicano Eugenio Azpeitia Espinosa será galardonado con Les Grandes Avancées Françaises en Biologie 2022, otorgado por la Academia de Ciencias francesa, el premio que reconoce importantes avances científicos.

El investigador de la UNAM colaboró a desentrañar la fisiología de la coliflor y el motivo por el que no puede convertirse en una flor, a diferencia de lo que ocurre con las flores, que por una mutación, se convierten en coliflores, legitimando los principios de la Teoría de la Evolución que dicta que los cambios en una especie están relacionados con factores ambientales.

Su participación en este estudio tuvo lugar cuando inició su estancia postdoctoral en el Laboratorio de Reproducción y Desarrollo de Plantas de la Universidad de Lyon, en Francia. Azpeitia Espinosa presenció una disertación entre Christophe Godin y Francois Parcy en la que se cuestionaba porque las mutaciones genéticas alteraban a las flores transformándolas y no ocurría lo mismo con las coliflores.

A fin de comprender la transformación, la tríada de científicos dedicaron cinco años en esta investigación publicada en “Science”, basada en modelos matemáticos computacionales, pues si bien ya existían hipótesis previas básicas, los pequeños cambios genéticos de la especie alteraban su comportamiento, por lo que su estudio debía dar un paso más adelante que la simple y sencilla reflexión.

No fue sino hasta que los investigadores terminaron por comprender que “un cambio mínimo tiene consecuencias grandes”, cuando a través de un modelo matemático que tomaba en cuenta las escalas espaciales y temporales más mínimas, pues en cuestión de minutos una especie puede cambiar parte de sus genes.

Luego de este proceso, el doctor en ciencias y su equipo descubrieron que uno de los genes mutados de la coliflor altera sus propiedades geométricas, por lo que las coliflores presentan una disposición de órganos inusual que produce espirales parecidas a las escamas, este fenómeno es denominado como “meristemos”.

Son precisamente los “meristemos” aquellos que impiden que las coliflores formen flores, pese a que cuentan con una clase de memoria con la que luchan para intentar, una y otra vez, transitar a un estado florar frustrado. Es así que, en todos estos intentos, acumulan racimos que es la parte blanca conocida como cabeza o corazón.

“El trabajo reafirma que la Teoría de la Evolución es un proceso que no siempre ocurre a través de pasos pequeños, y los cambios no necesariamente son de forma aleatoria. Es decir, los cambios se dan por las interacciones genéticas celulares y ambientales en las que se encuentra el sistema y que nos llevan por un camino específico”, destacó el experto de la UNAM que, luego de esta investigación, ya está en conversaciones con otros científicos internacionales para colaborar en estudios similares.

melc

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