El hombre que abrió fuego en una clínica de salud en Buffalo el año pasado, matando a una persona y dejando a otras cuatro heridas, conocerá su suerte el viernes. El 2 de junio, un jurado encontró a Gregory Ulrich culpable de los 11 cargos en su contra, incluidos asesinato, intento de asesinato y explosión de explosivos. Todas las víctimas del ataque del 9 de febrero de 2021 eran empleados de la Clínica Allina Crossroads, incluida Lindsay Overbay, quien murió a causa de sus heridas.
Ulrich, de 68 años, enfrenta una sentencia obligatoria de cadena perpetua sin libertad condicional por ser declarado culpable de asesinato premeditado en primer grado, informa Canal 4 CBS en su portal de noticias. Durante el juicio, Ulrich admitió haber disparado a las víctimas, pero dijo que fue a la clínica para causar “daños a la propiedad”, utilizando bombas caseras y una pistola. Dijo que no era su intención matar a nadie en la clínica, sino causar dolor.
Dijo que había estado experimentando dolor desde 2016, después de una cirugía para tratar la escoliosis. Le dieron analgésicos durante dos meses, pero se los cortaron, a pesar del dolor constante e insoportable. Agregó que pidió ayuda a más de 50 profesionales médicos y, después de que se la negaron, envió cartas a las fuerzas del orden, a la senadora Amy Klobuchar y al expresidente Donald Trump. Después de que fue declarado culpable, el fiscal Brian Lutes dijo que había pruebas abrumadoras a su favor, pero que el caso era difícil, considerando el costo emocional que tuvo para las víctimas y la comunidad de Buffalo.