La Casa Blanca quería hablar sobre la economía en junio. El equipo de Joe Biden había trazado un plan –un “giro hacia la economía”, tituló el sitio Politico– para destacar los logros económicos de la gestión. Pero Estados Unidos terminó hablando de la inflación y el desplome de los mercados, y de un tema que nadie en el Ala Oeste quiere realmente tocar: la edad de Biden, y si buscará o no su reelección en 2024.

“Al presidente, como saben, se le ha hecho esa pregunta muchas veces y la ha respondido. Su respuesta ha sido bastante simple, y es sí, se va a postular para la reelección. No puedo decir más que eso”, dijo a mediados de este mes la vocera de Biden, Karine Jean-Pierre, cuando la pregunta surgió en uno de sus habituales conferencias de prensa.

“Para ser claros, como ha dicho el presidente en repetidas ocasiones, planea postularse en 2024″, insistió luego Jean-Pierre en Twitter.

Por primera vez, la popularidad de Joe Biden perforó en junio el piso del 40% en el promedio de encuestas de FiveThirtyEight. Sus números son peores que los de Donald Trump. Los demócratas se encaminan a sufrir una paliza en las elecciones legislativas de noviembre. El empleo está firme y sigue creciendo, pero la inflación está en un pico para los últimos 40 años, el precio de la nafta está más alto que nunca, y el temor a que la economía derrape ha llevado a Biden a decir más de una vez que una recesión “no es inevitable”.

Con ese telón de fondo, la edad de Biden y su capacidad para impedir un eventual retorno de Donald Trump a la Casa Blanca y liderar otra vez a los demócratas a un triunfo en la elección presidencial de 2024 aparece en duda como nunca.

A sus 79 años, Biden es el presidente más viejo en ejercicio en la historia de Estados Unidos. Cumplirá 80 unas semanas después de las legislativas, y si compite y se impone en 2024, tendría 82 años al asumir su segundo mandato, y 86 al dejar la Casa Blanca. Su última evaluación médica, a fines del año anterior, concluyó que estaba “saludable”, “vigoroso” y “apto” para desempeñar la presidencia.

“La presidencia es un trabajo monstruosamente exigente y la cruda realidad es que el presidente estaría más cerca de los 90 que de los 80 al final de un segundo mandato, y eso sería un problema importante”, dijo David Axelrod, el estratega de campaña de Barack Obama, en un artículo de The New York Times, publicado un domingo en primera planta, titulado: “¿Debería competir Biden en 2024? Susurros demócratas de “no” comienzan a aparecer”.

Axelrold, uno de los analistas políticos demócratas más escuchados del país, fue frontal: dijo que Biden no recibía el reconocimiento que merecía por sus logros en parte por una cuestión de apariencia, porque “se ve de su edad”, y ya no es ágil o vital como antes. Axelrod cree que eso alimenta una narrativa sobre su capacidad que no está anclada en la realidad. La caída de su bicicleta el último fin de semana, cerca de la playa, en Rehoboth, Delaware, que se viralizó en las redes sociales, alienta esa imagen.

Cuestionan edad de Biden para seguir al mando

Antaño un tema tabú, la edad de Biden también llegó a otros medios como la revista The Atlantic –”Por qué Biden no debería competir en 2024″, fue el titular, sin vueltas, de una columna de Mark Leibovich– o el Wall Street Journal, un diario mucho más crítico con la gestión demócrata. “Los demócratas y los medios de repente descubren que el presidente es viejo”, dijo el periódico de Rupert Murdoch en un editorial, que cerró con una firme sentencia: “Es posible que los demócratas quieran comenzar a buscar candidatos lejos de Washington si quieren retener la Casa Blanca en 2024″.

La visibilidad que comienza a tener la discusión sobre la edad y la vitalidad de Biden es también un reflejo del complicado momento que atraviesa su administración. Lejos de ser el mes de los “logros económicos”, junio se encamina a ser recordado como el mes en el que la Reserva Federal dio un golpe de timón con el ajuste monetario más drástico en casi tres décadas, que puede llegar a ser la antesala de una nueva recesión.

Además, la Casa Blanca aparece atada de manos para bajar la inflación, la principal preocupación de los norteamericanos. Entre los demócratas tampoco sobresale un reemplazante natural, y quienes defienden a Biden a capa y espada insisten en que, incluso con sus años, es el mejor líder para el partido. La popularidad de la vicepresidenta, Kamala Harris, es incluso más baja que la de Biden, según FiveThirtyEight.

A sabiendas de lo que les espera en noviembre, algunas figuras demócratas comienzan sutilmente a marcar distancia.

“Biden dice que va a competir de nuevo en 2024, ¿lo va a apoyar?”, le preguntó la periodista de CNN, Dana Bash, a la congresista Alexandria Ocasio-Cortez.

“Primero, estoy enfocada en ganar esta mayoría y preservar la mayoría [en el Congreso] este año, en 2022. Así que cruzaremos ese puente cuando lleguemos. Si el presidente tiene una visión, la examinaremos cuando llegue el momento”, respondió AOC.

“Eso no es un sí”, insistió Bash, inmutable.

”Creo que el presidente está haciendo un gran trabajo, y si decide competir de nuevo…”, respondió Ocasio-Cortez, tomándose unos segundos, estirando el suspenso, sin dejar de sonreír. “Vamos a darle una mirada –cerró finalmente–, pero ahora necesitamos enfocarnos en preservar la mayoría en vez de ganar una elección presidencial.”

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