El ejército ruso anunció este jueves la retirada de la isla de las Serpientes, una posición estratégica en el mar Negro conquistada por Moscú, coincidiendo con el cierre de la cumbre de la OTAN en Madrid centrada en la invasión de Ucrania.
El ministerio de Defensa ruso calificó la retirada de “señal de buena voluntad”, para demostrar que Rusia no interfería en los esfuerzos de la ONU para organizar exportaciones seguras del grano ucraniano.
Desde Kiev, en cambio, la retirada fue vista como una victoria.
“Doy las gracias a los defensores de la región de Odesa que han hecho todo lo posible por liberar un territorio estratégicamente importante”, dijo en Telegram el comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas, Valerii Zalujnii.
Para el primer ministro británico, Boris Johnson, esta retirada muestra que a Rusia “le resultará imposible” doblegar a Ucrania.
Desde los inicios de la ofensiva rusa, la pequeña isla de las Serpientes –de unas cuantas hectáreas– se convirtió en símbolo de la resistencia ucraniana después de que un grupo de guardias ucranianos que la defendía rechazara en un mensaje de radio la orden de rendirse lanzada desde un buque ruso.
También era un objetivo estratégico, situado a unos 50 km de la desembocadura del Danubio, uno de los principales ríos de Europa e importante vía comercial, y a un centenar de kilómetros del puerto ucraniano de Odesa.
En tiempos de paz, Ucrania era uno de los mayores exportadores de grano, pero la invasión rusa destrozó campos de cultivo y bloqueó los puertos, lo que ha suscitado temores a una crisis alimentaria mundial.
Los países occidentales acusan al presidente Vladimir Putin de usar esta situación para aumentar la presión contra la comunidad internacional.
El jueves, un primer buque de carga con 7 mil toneladas de cereales, escoltado por la marina rusa, zarpó del puerto ucraniano de Berdiansk, ocupado por Rusia, anunciaron las autoridades prorrusas designadas por Moscú.
Evgeny Balitski, el jefe de la administración prorrusa de la región, dijo que la seguridad del barco estaría “garantizada por los buques y patrulleras de la base marítima militar de la flota del mar Negro”.
El ministerio de Defensa ruso también aseguró el jueves que Rusia tenía a “más de 6 mil” prisioneros de guerra ucranianos, desde el inicio de la invasión, el 24 de febrero. Y confirmó que Kiev y Moscú habían intercambiado 144 prisioneros la víspera, como lo había anunciado el gobierno ucraniano.
El conflicto de Ucrania ha centrado la cumbre de la OTAN, que este jueves termina en Madrid, y en la que los líderes de los países miembros afirmaron que Rusia representa una “amenaza directa” para la seguridad de los aliados.
La Alianza Atlántica invitó oficialmente a formar parte del bloque a Suecia y Finlandia, dos países que decidieron abandonar su tradicional neutralidad militar después de que Rusia invadiera Ucrania.
“Si (Suecia y Finlandia) se incorporan a la OTAN no es porque tengan ningún ánimo expansionista, ni quieran ocupar ningún territorio ajeno al suyo, al contrario, lo que quieren es defenderse de una amenaza real que es esta Rusia dirigida por Putin”, dijo el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a la televisión pública.
El presidente ruso, en cambio, denunció las “ambiciones imperiales” de la OTAN, que busca, según dijo, afirmar su “hegemonía” con la excusa de Ucrania.
“Ucrania y el bienestar del pueblo ucraniano no son el objetivo de Occidente ni de la OTAN, sino un medio para defender sus propios intereses”, dijo Putin en una visita a Turkmenistán.
“Los países que lideran la OTAN quieren (…) afirmar su hegemonía, sus ambiciones imperiales”, agregó.
Este jueves, el canciller alemán, Olaf Scholz, tachó estas acusaciones de imperialismo son “ridículas” y recordó que “la OTAN es una alianza defensiva. No es una amenaza para nadie”..
La cumbre de Madrid vio varios anuncios de ayudas a Ucrania, después de que su presidente, Volodimir Zelenski, interviniera pidiendo “artillería moderna” y apoyo económico, que “no es menos importante”.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció el miércoles una transferencia de mil 300 millones de dólares en asistencia económica como parte de un apoyo de 7 mil 500 millones que el gobierno de Joe Biden le prometió a Kiev en mayo.
Ucrania vive un déficit presupuestario que cada mes crece en 5 mil millones de dólares, por cuenta de la caída de sus ingresos y de la incapacidad para acceder a financiación en mercados externos.
Según datos de la ONU de este jueves, unos 16 millones de ucranianos necesitan ayuda humanitaria y más de seis millones están aún desplazados dentro del país.
agv