Luego de que en días pasados la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados realizó una serie de conferencias para hablar sobre la eutanasia, la Iglesia católica hizo un llamado a los profesionales de la salud y a los legisladores a eliminar el dolor, no al doliente.
En el semanario católico Desde la Fe, resaltó que la eutanasia no es muerte digna, es adelantar la muerte a una persona de dos posibles maneras, administrándole alguna sustancia o medicamento que le provoque la muerte o dejándole de administrar algo indispensable para la vida, como la respiración o la hidratación.
“Los médicos que se especializan en cuidados paliativos procuran una vida digna al doliente y enfermo hasta su último momento, es decir, una muerte digna. Quitar vidas no es ni será su especialidad. Está comprobado que cuando una persona enferma no tiene dolor, lo que menos piensa es en adelantar su muerte. Por ello, llamamos a los profesionales de la salud y a los legisladores de nuestro país a eliminar el dolor, no al doliente”.
Sostuvo que la muerte digna consiste en acompañar a una persona que está terminando su proceso de vida, ya sea por una enfermedad o por la propia edad, con cuidados paliativos, los cuidados médicos, nutricionales, sicológicos y espirituales necesarios para que esta persona pueda cerrar lo mejor posible su proceso de vida en este mundo, con su familia y seres queridos.
Aseveró que existe la posibilidad ética y cristiana de dejar morir a una persona de manera natural, rechazando tratamientos innecesarios para enfermedades que ya no tienen remedio humano, pero no es lo mismo que adelantar de forma deliberada la muerte de una persona administrando una sustancia letal.
La Iglesia católica explicó en su órgano que existe una tendencia ideológica, ajena a la dignidad humana, que utiliza argumentos sentimentales para equiparar la muerte digna con el asesinato de una persona enferma.
Destacó que otro argumento que se utiliza para justificar este procedimiento letal es que la persona que lo solicita puede llegar a administrarse a sí mismo la dosis que le causaría la muerte y eso se le llama suicidio.
Recordó que en el programa de conferencias se hicieron afirmaciones en el sentido de que la aprobación de la eutanasia supondrá un beneficio económico para el Estado, pues ahorrará en cuidados paliativos. En otras palabras, no se gastaría dinero para ayudar a una persona a bien morir para, en su lugar, asesinar o incentivar al suicidio a quienes enfrentan una enfermedad.
“Ante el escenario social tan complejo, en el que la vida humana es despreciada por su ‘inutilidad’ o estorbar a los planes de otro, la eutanasia se suma como una figura más para despreciar la vida del enfermo”, expuso.