El presidente estadounidense, Joe Biden, defendió ayer la “integración” de Israel en Medio Oriente y reafirmó el apoyo “inquebrantable” que Washington otorga a su aliado, durante una visita en el marco de su primera gira por la región desde que llegó al poder.
“Vamos a seguir haciendo avanzar la integración de Israel en la región”, dijo Biden en referencia al proceso de acercamiento entre Israel y algunos países árabes, tras aterrizar en el avión presidencial Air Force One en el aeropuerto Ben Gurion, cerca de Tel Aviv, Israel.
Biden prometió que Estados Unidos e Israel iban a “reforzar aún más” sus vínculos, y mencionó en particular una asociación “en los sistemas de defensa más sofisticados del mundo”.
Reiterando el compromiso “inquebrantable” de los estadounidenses con “la seguridad de Israel”, el mandatario asistió a una presentación de las capacidades de defensa antimisiles de Israel, incluido el sistema Cúpula de Hierro y un nuevo dispositivo de respuesta láser contra drones llamado Iron Beam (Viga de hierro). Después, Biden visitó el memorial israelí de la Shoah (el genocidio de los judíos por la Alemania nazi) en Yad Vashem, en Jerusalén.
Tocado con una kipá negra, colocó una corona de flores frente al memorial, reavivó la llama y habló con dos supervivientes.
“Nunca, nunca debemos olvidar por qué el odio nunca se vence”, escribió en el libro de visitas del lugar.
Tras la llegada de Biden, el nuevo primer ministro israelí, Yair Lapid, afirmó que ambos líderes abordarían “la necesidad de restaurar una coalición mundial fuerte que detenga el programa nuclear iraní”.
Frente a Irán, Israel busca labrar una nueva “arquitectura”, formando un frente común con países de la región que considera que también son hostiles a la República Islámica, pero el presidente iraní, Ebrahim Raisi, afirmó que el viaje de Biden a Medio Oriente no aportaría seguridad a Israel.
La gira de Biden a Arabia Saudita, su próxima etapa, es considerada como parte del esfuerzo por estabilizar los mercados petroleros, sacudidos por la guerra en Ucrania, al acercarse a un país que durante décadas ha sido un aliado estratégico de EU y un importante abastecedor de crudo.