Cuando hace más de una década, las y los adolescentes protagonizaron la fiebre por “Crepúsculo”, la saga literaria, las películas y sus protagonistas, también hubo celebridades que no se resistieron ante la envolvente historia de amor de vampiros

Una de ellas fue Taylor Swift, quien solicitó salir en la película, interpretando cualquier papel que se le asignara con tal de formar parte de la historia, sin embargo, el director de “Luna Nueva”, Chris Weitz, se negó rotundamente a que la cantante apareciera en la película y, por fin, reveló el motivo.

Tal parece que con todo y el gran éxito que acompañó a Taylor Swift, desde principios de su carrera, pues así como obtuvo mucho reconocimiento por parte de su público, luego del lanzamiento de los singles de “Fearless”, también atravesó desilusiones y sinsabores.

Cabe recordar que fue en 2009 cuando Kanye West le arrebató el micrófono, en medio de la entrega de los VMA, e indicó que el vídeo de Beyoncé había sido el mejor, pero esto no fue a todo lo que se enfrentó a la artista, sino también al rechazo por parte de Chris Weitz, el director de la segunda parte de “Crepúsculo”.

Esta historia fue recordada por el mismo director, durante su participación en el podcast de Ashley Greene: “The Twilight Effect”, y los tensos momentos que vivió durante el proceso de casting, pues contó que el agente de Swift lo presionó para que la música fuera incluida dentro del elenco. “La (historia de casting) más loca de todas fue escuchar que Taylor Swift era una gran Twi-hard”, reveló Weitz.

Esa presión se intensificó ya que el agente de Taylor también trabajaba para Weitz, por lo que no pudo escapar tan fácil de la petición que la cantante se integrara a la película, pues el intermediario argumentó que Swift era una auténtica “Twi-hard”, por lo que aceptaría cualquier papel que se le asignase; la chica que atendía la cafetería o un restaurante, todo por aparecer en la cinta.

Pero el cineasta confesó que si se negó a que la intérprete de “Don´t blame me” no fue por falta de confianza en su talento, sino porque sabía que su presencia descontrolaría tanto a las y los espectadores que, probablemente, se rompería el realismo de la trama: “Lo más difícil para mí fue decir: ‘En el momento en que Taylor Swift camine en la pantalla durante unos cinco minutos, nadie podrá procesar nada'”.

Pero más de una década después, el director se ha cuestionado si su decisión fue la correcta o no lo fue, ya que pudo haber entablado una amistad con la cantante. “Ella debe haber sido como, ‘¿Quién es este idiota que diría que no?’ Pero a veces tomas decisiones y dices: ‘Esto es lo mejor de la película'”, argumentó.

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