Washington.— Leyes que prohíben el aborto entraron en vigor ayer en otros tres estados de Estados Unidos, restringiendo aún más el acceso a las interrupciones voluntarias de embarazos dos meses después de la histórica decisión de la Corte Suprema de revertir este derecho.
Según el diario The Washington Post, hay ahora 21 millones de mujeres que tienen prohibida o severamente restringida la posibilidad de realizarse un aborto en 13 estados. Tennessee, Texas e Idaho, gobernados por republicanos, se sumaron a la decena de estados que también implementaron leyes aprobadas antes de la decisión de la Corte Suprema y que estaban inactivas. Integrado por seis jueces conservadores sobre nueve, el máximo tribunal dinamitó el 24 de junio el derecho constitucional al aborto, instituido hace casi 50 años, y devolvió a cada estado la facultad de legislar en la materia.
Desde la anulación de la famosa sentencia Roe vs. Wade, de 1973, 13 estados han prohibido o fuertemente recortado el derecho a interrumpir voluntariamente un embarazo, destacó el Instituto Guttmacher.
En Texas, la ley que entró en vigor castiga hasta con cadena perpetua a cualquier integrante del cuerpo médico que practique un aborto, salvo en caso de que peligre la vida de la madre. Esta norma se suma a una maraña de textos restrictivos que ya habían llevado al cese efectivo de los abortos en este estado.
En Tennessee, también en el sur del país, donde el aborto ya estaba prohibido después de las seis semanas, cualquiera que practique un aborto puede ser condenado a prisión. Este estado, al igual que Texas, no prevé excepciones en casos de violación o incesto, y los observadores creen que la ley no es clara en caso de intervención para salvar a la madre.
En Idaho, el texto permite condenar de dos a cinco años de cárcel a quienes hayan practicado un aborto, con excepciones en caso de incesto o violación. Un juez federal bloqueó parte de esta ley el miércoles por la noche, y el estado no podrá procesar a los médicos que procedan a un aborto para proteger la salud de la mujer.
A largo plazo, cerca de la mitad de los estados del país, especialmente los del centro y el sur conservador y religioso, podrían proscribir o restringir fuertemente el derecho al aborto.