Washington/Moscú.— La muerte del último dirigente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, suscitó ayer emotivos homenajes en Occidente, pero la reacción fue de cautela en Rusia, donde muchos le reprochan el derrumbe de una de las dos superpotencias de la segunda mitad del siglo XX.
Gorbachov falleció el martes por la noche a los 91 años, tras una “larga y grave enfermedad”, indicó el Hospital Clínico Central de Moscú donde estaba siendo tratado. Su funeral se realizará en Moscú el sábado, aunque aún no está claro si será privado o nacional, informaron las agencias de prensa rusas, que citan a su hija y su fundación. Gorbachov será enterrado en el cementerio de Novodevichy, según la agencia Interfax. Una fuente cercana a la familia dijo a la agencia TASS que sería sepultado junto a su esposa Raisa, fallecida en 1999.
El presidente ruso, Vladimir Putin, destacó que Gorbachov tuvo “un gran impacto en la historia del mundo (…) Guió a nuestro país a través de un periodo de cambios complejos y dramáticos, y de grandes desafíos de política exterior, económicos y sociales.
“Quiero destacar especialmente las grandes actividades humanitarias, caritativas y educativas que Mijaíl Serguéivich Gorbachov ha realizado en los últimos años”, añadió Putin.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, describió a Gorbachov como un estadista “extraordinario” que “siempre permanecerá en la historia del país”, pero señaló que tenía una visión idealizada de Occidente.
“Gorbachov dio un impulso para poner fin a la Guerra Fría y sinceramente, él quería creer que terminaría y que comenzaría un nuevo periodo romántico entre la renovada Unión Soviética y Occidente”, agregó Peskov.
“Esas expectativas románticas no se materializaron. La naturaleza sedienta de sangre de nuestros oponentes ha salido a la luz y es bueno que nos hayamos dado cuenta a tiempo”. Peskov no aclaró si Gorbachov tendrá un funeral de Estado o si Putin asistirá a alguna ceremonia que se realice en nombre del fallecido líder soviético.
Excepcional
El presidente estadounidense, Joe Biden, lo calificó de “líder excepcional” que contribuyó a “un mundo más seguro” y para el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, Gorbachov “hizo más que cualquier otro individuo para lograr un final pacífico de la Guerra Fría”. El presidente francés, Emmanuel Macron, destacó que era un “hombre de paz”.
El papa Francisco destacó que fue “un respetado hombre de Estado”. El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, agradeció su “contribución decisiva en la unidad alemana”. Y para la excanciller Angela Merkel, que creció en la antigua Alemania del Este, Gorbachov le cambió la vida “de manera fundamental”. “No olvidaremos que la perestroika hizo posible que se intentara establecer la democracia en Rusia y que la democracia y la libertad se hicieran posibles en Europa, que Alemania pudiera unirse y que cayera el Telón de Acero”, dijo el canciller Olaf Scholz.
“Nos regaló 30 años de paz”
El periodista opositor ruso y Premio Nobel de la Paz, Dmitri Muratov, afirmó que Gorbachov regaló al mundo tres decenios de paz, sin amenaza de guerra atómica, y siempre puso los derechos humanos por encima de los intereses del Estado: “Nos regaló 30 años de paz, sin amenaza de una guerra nuclear y global. ¿Quién más puede ser capaz de eso?”, señaló Muratov, quien añadió que “el regalo se acabó” y que “no hay ni habrá más regalos”.
Según el director del periódico Nóvaya Gazeta, cerrado en Rusia y que Gorbachov ayudó a fundar, el fallecido estadista despreciaba la guerra y consideraba que “el tiempo de resolver los asuntos del orden mundial por la fuerza había quedado en el pasado”.