Londres.— La primera ministra británica, Liz Truss, recurrió ayer a un desesperado doble movimiento para tratar de restaurar la confianza en su gobierno, que se tambaleaa: cesó a su íntimo aliado y ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y renunció a uno de los pilares de su plan fiscal.
Tras apenas 38 días al frente del Ejecutivo británico, Truss parece acorralada por los mercados y por sus propios compañeros del Partido Conservador.
La masiva bajada de impuestos que presentó Kwarteng el 23 de septiembre desató una tormenta imposible de parar.
Por eso, pese a que la propia Truss basó en el plan fiscal toda su campaña de las primarias conservadoras para suceder a Boris Johnson, se vio obligada ayer a convertir a su amigo Kwarteng en el chivo expiatorio y a servir su cabeza para aplacar a los inversores que desconfían del rumbo financiero del país.
Kwarteng dejó claro que había sido cesado, y no que hubiese dimitido por voluntad propia en carta a la jefa del gobierno.
Para reemplazarlo, la primera ministra ha buscado a un perfil opuesto.
El nuevo titular de la cartera, Jeremy Hunt, encarna el establishment contra el que Truss asegura luchar y envía cierto mensaje de normalización y experiencia a los mercados.
Tras el cese de Kwarteng había mucha atención sobre los anuncios que realizaría Truss en la rueda de prensa que convocó por la tarde.
Manos dobladas
La ministra vino a reconocer que los mercados le han doblado la mano y que no le quedaba más que rectificar su plan fiscal.
El primero en celebrar fue el Fondo Monetario Internacional (FMI), que aplaudió que Londres vaya a “recalibrar” su plan fiscal. La oposición, encabezada por los laboristas, reclamó a Truss su dimisión, al igual que lo hizo la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon.
Los mercados financieros británicos se han visto sacudidos desde que el 23 de septiembre Truss y Kwarteng presentaron un paquete de medidas que prevé importantes ayudas públicas y recortes de impuestos, pero nada para financiarlo. Según la prensa británica, diputados del Partido Conservador intentan destituir a Truss, ante las desastrosas encuestas que auguran una aplastante derrota de la derecha en unas próximas legislativas, previstas para enero de 2025 a más tardar.