La semana pasada, Balenciaga volvió a ser noticia luego del lanzamiento de una bolsa, tipo clutch, en forma de bolsa de papas fritas, accesorio que forma parte de la propuesta primavera-verano 2023.
Durante el desfile, que tuvo lugar dentro de la Semana de la Moda de París, los modelos mostraron las piezas luciendo los carísimos envoltorios de papas fritas como bolsas, que forman parte de la reciente colaboración de Balenciaga con Lay’s (el Sabritas estadounidense). Será hasta el próximo año que estarán a la venta los distintos modelos disponibles en color amarillo, que representan a las papas naturales; el rojo, correspondiente al sabor Flamingo Hot; en color verde, por el sabor crema y cebolla y, por último, en azul, que hace referencia al sabor vinagre y sal.
Mientras que muchos califican a Demna Gvasalia como un genio, otros lo critican por ser más provocador que propositivo; la realidad es que el diseñador ha conseguido posicionar la firma Balenciaga como una de las más influyentes y más cotizadas en los últimos años, luego de años en los que permaneciera prácticamente olvidada.
Fue en 2015 cuando Demna asumió la dirección de la firma de origen español, al convertirse en el director creativo. Desde que asumió el cargo, continuó con el legado de su antecesor Nicolas Ghesquière y comenzó a escribir un nuevo capítulo para la casa de modas, con propuestas que rayan en lo original, pero también en lo transgresor.
De inmediato colocó a Balenciaga en el ojo mediático por sus propuestas ready to wear, muy cotizadas en todo el mundo.
Luego del éxito, contó con la aprobación del conglomerado Kering para que Balenciaga retomara el camino de la alta costura; fue así como 53 años después la casa presentó el año pasado su primera colección Haute Couture en manos de Demna.
Con él a cargo comenzó un nuevo capítulo en la historia de la casa de moda y en la industria en general, cambiando conceptos de lo que significa el lujo con ideas nuevas que han sido bien recibidas por el público juvenil, su principal mercado.
Por ello, hoy hacemos un recuento de las propuestas más polémicas que ha hecho Demna desde que asumió las riendas de la casa Balenciaga.
Los crocs con tacón
Fue en 2002 cuando aparecieron en el mercado los crocs, un calzado de plástico de origen holandés inspirado en los zuecos tradicionales. Desde que comenzaron a comercializarse, los más puristas los clasificaron dentro de la categoría “ugly shoes” pues, aunque resultan cómodos, no son precisamente muy atractivos a la vista.
Poco a poco la gente comenzó a usarlos y se popularizaron en todo el mundo. De acuerdo con la propia marca, ha vendido desde 2002 más de 300 millones de pares en más de 90 países.
Fue a finales de 2021 que Balenciaga realizó una colaboración con Crocs y presentó “el mule Crocs Madame de 80 mm, en caucho negro”, explica su sitio web. El modelo sigue vigente y está a la venta por “tan sólo” 495 euros, unos 9 mil 600 pesos.
The Hacker Project
Las colaboraciones son lo de hoy y Demna lo sabe. Por tal motivo, el diseñador presentó dentro de su propuesta primavera-verano 2022 una colección que sumaba la máxima esencia de Balenciaga y de la firma Gucci, ambas parte del grupo Kering, que pertenecen a François-Henri Pinault, esposo de nuestra Salma Hayek.
La colección se caracterizó por clonar mutuamente sus logos, siluetas y estilos. The Hacker Project estuvo conformada por prendas de ropa, bolsos, accesorios y una variedad de complementos, como gorras, calcetines o cinturones. Los más característico fue, por ejemplo, que el icónico estampado monogram de Gucci formado por la letra “G”, se sustituyó por la letra “B” de Balenciaga.
De acuerdo con Demna, se inspiró en el hackeo de información que vivimos recientemente.
Los tenis rotos y sucios
Con bombo y platillo, Balenciaga anunció en mayo un diseño de sneakers. La sorpresa fue que se trataba de un modelo similar a los Converse, pero en un total estado de deterioro.
“Rotos y sucios” son las palabras que mejor definen al modelo de calzado Paris Sneakers, un par de tenis de lona desgastados, con roturas y, en ciertos modelos, también pintados para resaltar las imperfecciones. Estos se venden por “sólo” 595 euros, unos 11 mil 600 pesos mexicanos. A pesar de las críticas, son de los modelos más vendidos y cotizados de la marca que los sigue produciendo.
La bolsa de Ikea estilo Balenciaga
En 2017 cuando Balenciaga presentó la bolsa FRAKTA, la original de la tienda Ikea, especializada en la comercialización de muebles y accesorios para el hogar, y que venden ahí desde hace muchos años. Copiando hasta el color azul icónico, las cuatro asas y lo espaciosa que es, decidió replicar la FRAKTA de Ikea sólo con una diferencia en los materiales; mientras que la original es de rafia, la de Balenciaga se diseñó en piel.
El precio también dio de qué hablar. Mientras que la original tiene un costo de un dólar en promedio, la de Balenciaga se cotizó en mil 700 euros, unos 33 mil pesos mexicanos.
Tras el lanzamiento, Ikea, siguiendo el juego, lanzó un anuncio a sus consumidores para que no se dejaran engañar y compartió una guía para que supieran identificar la FRAKTA original, en la que incluía una serie de indicaciones como sacudir la bolsa para que truene, hacer la prueba del peso, ensuciarla y lavarla con un manguerazo.
La bolsa de basura
De las más recientes contribuciones que ha hecho Demna a la industria de la moda ha sido la reinterpretación de sus bolsas de mano. Así como lo hizo con la réplica del bolso de Ikea, hace meses lanzó, para la temporada otoño-invierno, una bolsa de basura con asas como nuevo objeto de deseo.
“La Trash Bag Grande de piel de becerro en negro acompaña a varios looks de la colección 360° Show de invierno 22 de Balenciaga”, se describe dentro del sitio oficial de la marca.
El bolso cuenta con el logotipo estampado de la marca en la parte delantera, un bolsillo interior, el forro es de nylon y están fabricadas en Italia; está disponible en negro, blanco y azul y se vende por ¡mil 400 euros!, 27 mil 300 pesos mexicanos.
Al respecto Demna se ha burlado de sus propias creaciones, pero más de quien lo consume y paga por ello, pues reconoce que baratas no son.
“No soy suficientemente loco de la moda como para comprar esas cosas. Prefiero irme de vacaciones; es más útil”, reveló a The Telegraph.
