Los más de 40 mil venezolanos que se encuentran en México en espera de resolver su situación migratoria, un porcentaje de ellos deportados de Estados Unidos, están en situación delicada porque viven a la intemperie o en albergues y no están acostumbradas al frío, carecen de ropa de invierno, lo cual podría derivar en breve en una crisis sanitaria por las enfermedades respiratorias que podrían contraer, advirtió Lizbeth Guerrero, cofundadora de la organización Apoyo a Migrantes Venezolanos.
“La situación es delicada. En el norte del país las personas comenzaron a ser devueltas desde Estados Unidos incluso antes de la fecha acordada. Hay personas que tienen su comprobante de que se encontraban en territorio norteamericano y aún así fueron regresados. Estas personas no están acostumbradas al frío y se han quedado sin ropa, ya que fueron robados en el Darién. Se están enfermando porque no tienen la atención debida. En el resto de México hay 40 mil personas atrapadas”, dijo.
Expuso que la llegada de los primeros frentes fríos se ha ensañado con cientos de venezolanos varados en la frontera mexicana con Estados Unidos, en particular en Ciudad Juárez, donde los migrantes duermen en las calles con temperaturas que bajan hasta los 4 grados centígrados.
Comentó que luego de las restricciones anunciadas hace tres semanas por el gobierno de Estados Unidos, que deporta de inmediato a venezolanos que lleguen por tierra, cientos de migrantes acampan a las orillas del río Bravo, que divide a México y Estados Unidos, mientras tratan de protegerse de las bajas temperaturas de la región.
Señaló que muchos venezolanas están en albergues, sobre todo los que están en la Ciudad de México, que es donde tienen más posibilidades.
“Sin embargo, los albergues están rebasados en 300% de su capacidad. Esta atención la brindan albergues y organizaciones de la sociedad civil, y no el gobierno. El gobierno mexicano no ha dado directrices de qué hacer con estos venezolanos. Son muchos niños en situación de calle”, dijo.
La abogada venezolana indicó que la conducta del gobierno mexicano se debe a decisiones que tiene elementos que quizás no vemos. “No sé si llamarla una decisión con un tinte político, pero humanitaria no es”, subrayó.