La reunión de ayer lunes entre los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping, representa un “esfuerzo por revitalizar las relaciones diplomáticas” de ambos países en un momento clave.

El internacionalista Diego Jiménez subrayó que ni a China ni a Estados Unidos “les conviene tener conflictos en estos momentos”.

La reunión de tres horas en Bali, Indonesia, dejó en claro que, a pesar de sus diferencias y su rivalidad comercial, Biden y Xi quieren evitar a toda costa un conflicto. El estadounidense subrayó que tratándose de China, su país “competirá vigorosamente”, sin buscar “conflicto” y que considera que “no es necesario que haya una nueva Guerra Fría”.

Al inicio del encuentro, Biden afirmó que “como líderes de nuestras dos naciones, compartimos la responsabilidad, en mi opinión, de mostrar que China y Estados Unidos podemos gestionar nuestras diferencias, impedir que la competencia se acerque a un conflicto y encontrar formas de trabajar juntos en cuestiones globales urgentes que requieren nuestra cooperación mutua”.

El mandatario chino dijo confiar en que se podrá trazar “la senda adecuada para la relación entre China y Estados Unidos”.

A decir de Jiménez, quien está haciendo su maestría en estudios de África y Asia, con especialización en China en El Colegio de México, el estadounidense reconoce el “peso económico, demográfico y político” que tiene China, que a su vez entiende el poder que tiene Estados Unidos.

Ambos llegaron a su cita en Bali, previamente a la Cumbre del G20, que inicia hoy, fortalecidos por sus respectivos triunfos en casa: Biden, con las elecciones de medio término en las que, lejos de una “marea republicana”, los demócratas lograron mantener el control del Senado, arrebataron dos gubernaturas a los republicanos y luchan por el control de la Cámara Baja. Xi Jinping llegó con la fuerza de la reelección que le dio el Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh).

Sin embargo, en medio de una crisis económica mundial, con temores de recesión, y con una guerra en Ucrania que parece no tener fin próximo, ambos líderes saben que es momento de echar agua fría a la tensión.

“Es vital que las dos potencias tengan un buen entendimiento” y es algo que “va a beneficiar considerablemente al mundo, sobre todo en un contexto incierto”.

Uno de los temas clave del encuentro fue precisamente la guerra en Ucrania. Biden dijo que él y Xi “reafirmaron” la idea de que la amenaza o el uso de armas nucleares es “totalmente inaceptable”, de acuerdo con el comunicado de la Casa Blanca. El del gobierno chino se limitó a hablar de la precupación que genera la “crisis” en Ucrania.

Jiménez subraya que a China, si bien ha incrementado su relación económica con Rusia, una tendencia que considera continuará, le preocupa la inestabilidad que genera el conflicto con Ucrania. “Nunca condenó la invasión”, admite el experto, pero sí los “actos de ambas partes que violan los protocolos de Ginebra, como los crímenes de lesa humanidad”. Y apuesta por “la estabilidad pacífica regional y mundial”.

En la reunión, Xi dejó en claro cuál es la línea roja que EU no debe cruzar: Taiwán. Ese tema, dijo Xi, “permanece en el centro de los intereses fundamentales de China”. Biden reiteró el apoyo de su país a la política de “una China”, pero se manifestó en contra de cualquier acción “unilateral” para anexar Taiwán a China.

Este tema, reconoció Jiménez, es el que más puede tensar y alejar a China y EU. La meta más importante de Beijing, aseveró, es “conseguir la unificación”. Además del tema territorial, para China Taiwán es clave por razones económicas, debido a las empresas tecnológicas de chips que hay en la isla.

Pese a los esfuerzos en la reunión, el futuro de la relación EU-China es incierto. Ambas partes buscan mejorar —y les conviene— los lazos, pero al final de cuentas, son potencias rivales. La crisis económica global es otro factor que ha acercado a ambas potencias. China, como EU, atraviesa un momento complicado. Pero lejos de beneficiar a Washing- ton, Jiménez advierte: “Una reducción económica fuerte en China afecta al comercio mundial y a las cadenas de valor”. Mejorar los lazos parece ser, así, la opción.

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