Doha.— Una nostálgica, aunque poco original, ceremonia de inauguración marcó el comienzo del Mundial Qatar 2022.
Con el ya bastante utilizado recurso de contar la historia del mundo, según la perspectiva del país en curso, el emirato dio la bienvenida a millones de ojos a lo largo del planeta.
Eso sí, requirió de una figura internacional para crear expectativa y cobrar vida en una edición que no dejará de estar rodeada de gran polémica.
Una vida que —hasta el momento— cuenta con un ambiente frío, sin el sabor que se vivió en Rusia hace cuatro años. Ni se diga lo de Brasil hace ocho.
El famoso actor estadounidense Morgan Freeman apareció en su ya muy conocido papel del todopoderoso, para crear el cielo y la tierra; y de ahí, claro está, pasar al futbol.
Con la música y una canción representativa de cada uno de los 32 países representados en la XXII Copa del Mundo, se presentó a las selecciones participantes. Fácilmente fueron reconocidas las estrofas del “Cielito Lindo”, en alusión a México.
Las luces transformaron el campo de juego en arena, la arena se tornó verde, y las palabras de los políticos aparecieron, encabezados por Gianni Infantino, presidente de la FIFA.
El emir de Qatar firmó una vieja camiseta y se llegó a la parte final de la ceremonia, donde las mascotas de los Mundiales pasados aparecieron, parea dar paso a ese personaje que atrapará reflectores durante un mes.
La gente comenzó a contagiarse de alegría… O eso pretendió. Los ecuatorianos quisieron poner el ambiente, pero fueron minoría ante todo el mundo árabe, que muy a su manera vive su primera Copa Mundial.