Cuando Gary Oldman interpretó a Drácula, el recuerdo de su hijo fue primordial en un set de grabación donde le pedían llorar.
Para el actor de 64 años, que tiene una carrera de 40 y ha destacado por su entrega en cintas como Harry Potter y el prisionero de Azkabán, (2004) JFK (1991) y Dracula (1992), la actuación es, más que trabajo, convicción.
“Francis Ford Coppola (el director) quería que llorara en cámara. No quería que llorara, quería que llorara frente a una cámara. Es totalmente diferente”, recordó el actor durante una mesa redonda de prensa latina.
“Solía llevar un libro de fotos de mi hijo Alfie, traté de hacer la escena con Anthony Hopkins, pero no funcionaba, así que le pedí a mi asistente que se pusiera de pie en su palco y simulara tener la misma altura que Tony y entonces ella me hacía preguntas sobre mi hijo y eso para que me diera la emoción”, relató.
Bajo este tipo de esfuerzo es que el actor ha dado vida a Jackson Lamb, en la serie Slow horses, un experimentado agente de inteligencia que lo ha perdido casi todo por su actitud llena de malos hábitos.
Después de una misión fallida es castigado enviándolo a Slogh House, un purgatorio a donde son enviados todos los rechazados en el servicio por considerarlos Slow horses (caballos lentos). Ahí, mientras Lamb cree que es su fin, tiene que aprender a maniobrar con su nuevo equipo en una peligrosa aventura.
“He hecho personajes realmente locos en mi carrera, pero me siento realmente cercano a Lamb principalmente porque el es un hombre británico y yo soy de Londres, así que tengo mi propio acento y eso me hizo muy cercano a él, lo cual me pareció apropiado, aunque no soy vicioso, pero al final siento que con cada personaje he dado la vuelta al mundo y de alguna forma voy y vengo de nuevo a mi origen”, explicó el actor.
Durante la segunda temporada de la serie de Apple TV+, que se estrena hoy, Lamb y su equipo tendrán que aprender a lidiar con ellos mismos para enfrentar a villanos rusos que tienen que ver con la guerra fría, de la que han salido a la luz nuevos secretos.
“Son mis perdedores, así que hay una gran lealtad hacia ellos; aunque es una especie de amor duro, Lamb los reprende. Son espías en un ambiente peligroso, así que tal vez es su manera de endurecerlos y puede divertirse mucho en el camino porque puede insultarlos y ellos no pueden hacer nada”, describió.
La serie está basada en las novelas del escritor británico Mick Herron y en la producción se involucra Will Smith.