Quedan “ciertos interrogantes que Europa debe evacuar”, precisó hace días el ministro de economía argentino, Sergio Massa, junto a su homólogo brasileño, Fernando Haddad, con motivo de la visita del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a la Argentina. Sin embargo, luego de más de 20 años después del inicio de las negociaciones, la Unión Europea (UE) y el Mercosur podrían estar próximos de alcanzar este pacto comercial tan postergado.
Argentina y Brasil llamaron a la Unión Europea a “eliminar las barreras” que afectan la competitividad de sus productos en el marco del acuerdo entre ambos bloques que data de 2019, aún no ratificado. Estos impedimentos habrían entrado en un canal de resolución tras el encuentro del presidente del Brasil con el canciller alemán Olaf Scholz en Brasilia
Durante la rueda de prensa, los dos mandatarios se pronunciaron a favor de acelerar la ratificación del acuerdo, negociaciones que comenzaron en 2000 y concluyeron en junio de 2019. Una de las asperezas planteadas, y que Scholtz se habría comprometido a resolver en el gobierno europeo en Bruselas, cómo adecuar la nueva legislación ambiental de la UE, prácticamente una barreras a la competitividad del bloque de América del Sur.
Históricamente, los Veintisiete vienen denunciado el desmonte y la degradación de la selva amazónica, en especial arrasada bajo el liderazgo en Brasil del presidente derechista Jair Bolsonaro, a un ritmo tres veces superior al observado hace más de diez años.
Según distintas organizaciones ambientales, la extensión de las áreas deforestadas durante el mandato del ultraconservador, en el poder desde el 1 de enero de 2019, con el apoyo del lobby de ciertos sectores, comprometieron casi 40.000 kilómetros cuadrados de selva tropical, un área más grande que la extensión de Bélgica.
Ratificando la voluntad expresada en la bilateral Lula-Scholz, la diputada alemana Anna Cavazzini, representante del Partido Verde, parte de la coalición gobernante alemana, pero que además es presidenta de la delegación para las relaciones con Brasil, sostuvo que “un acuerdo no hubiera sido posible un acuerdo con el ex presidente Bolsonaro”, no obstante “ahora se ha ido y hay un nuevo gobierno, así que será más fácil “
Para Europa, en tiempos de crisis, buscar otros mercados es un tema de agenda prioritaria. De alcanzar el pacto, el acuerdo de libre comercio será el más grande concluido en términos de población afectada – 780 millones de personas – y los volúmenes comerciales cubiertos, 40 a 45 mil millones de euros de importaciones y exportaciones.
También está en el centro del debate el coqueteo de China ante la falta de avance del expediente entre la UE con el Mercosur. Además, desde Uruguay el presidente Luis Lacalle Pou manifestó el deseo de buscar por su cuenta un tratado de libre comercio con el régimen de Xi Jinping.
La situación es observada principalmente por el gobierno del Brasil que apresura, mostrando los avances a Europa en la nueva política ambiental, el desbloqueo de las trabas que no permiten la ratificación. No obstante, aunque exista este nuevo enfoque para la conservación del medioambiente, el acuerdo enfrenta a sectores políticos y económicos, que exigen, para dar luz verde, regulaciones adicionales.
Aunque con coincidencias políticas con Brasil, el encargado de la economía Argentina, Sergio Massa, advirtió que estos tratados “no pueden ser ventajosos para una parte y no para las otras, de lo contrario no son acuerdos, sino constricciones”, refiriéndose a la distancia en las políticas de subsidios agrícolas de la UE, que según el funcionario perjudican a los productores brasileños y argentinos.
En muchas oportunidades se ha presentado al acuerdo como de “coches por vacas”. El bloque europeo buscaría promover exportaciones de automóviles y maquinaria, a cambio de permitir mayores importaciones de los países del Mercosur de productos agrícolas, y ahora con la guerra en Ucrania, recursos energéticos.
Los tiempos apuran las definiciones. Olaf Scholz avanzó con compromisos cuando garantizó que Alemania volvería a contribuir al Fondo Internacional para la Amazonía (creado en 2006 por Lula da Silva), con un nuevo pago de 35 millones de euros.
Desde el punto de vista político los analistas sostienen que la actual presidencia sueca de la UE es más proclive a los acuerdos comerciales, pero fundamentalmente, en el segundo semestre, la presidencia española, con Pedro Sánchez a la cabeza de la Moncloa y de la representación de los Veintisiete, hará hacer pesar los lazos históricos para sellar este tratado. El cronograma dice que, una vez cerrado el acuerdo, se buscará la aprobación en el Parlamento Europeo.
Hay otro apuro político. El dictador venezolano Nicolás Maduro apura planes para confirmar un bloque socialista iberoamericano supeditado a sus “hermanos mayores”, Rusia, China, e incluso Irán. Para ello, ya ha conversado con los presidentes Alberto Fernández, Lula da Silva y Gustavo Petro para “juntar los esfuerzos y los caminos de América Latina y el Caribe para avanzar en la conformación de un poderoso bloque de fuerzas políticas, de poder económico que le hable al mundo”.