A lo largo de los últimos días, por el octavo piso de la Corte del Distrito Este de Nueva York desfilaron una serie de testigos que, entre acuerdos con la fiscalía, comparecieron en el juicio que el ex Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, enfrenta en Estados Unidos por su presunta cooperación con el Cártel de Sinaloa para el tráfico de drogas al país norteamericano.

Si bien exmiembros del crimen organizado como Óscar Orlando Nava Valencia, El Lobo, o Sergio Villarreal Barragán, El Grande, afirmaron haberle entregado al también ex titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) sobornos millonarios a cambio de protección e información de grupos rivales, la defensa legal de Genaro García Luna desestimó sus acusaciones al considerar que no existe una prueba tangible que confirme lo expuesto en sus testimonios.

No obstante, años antes de que el ex Secretario de Seguridad Pública de México enfrentara a la justicia estadounidense, a la entonces Procuraduría General de la República (PGR) llegó un video secreto que habría expuesto el vínculo que Genaro García Luna mantuvo con Édgar Valdéz Villarreal, alias La Barbie.

Es así como en el marco del juicio de Genaro García Luna el periodista especializado en narcotráfico, Óscar Balderas, evocó dicha grabación con cruda descripción que confirmaría cómo la Agencia Federal de Investigación (AFI) estaba al servicio del poderoso Cártel de Sinaloa durante la primera década de los años 2000.

El narcovideo de “La Barbie”

El 16 de mayo de 2005, cuando la llamada “guerra contra el narco” aún no comenzaba, el puerto de Acapulco fue escenario no solo de una atroz masacre sino de los primeros estragos que la narcopolítica iba dejando en México.

De acuerdo con el relato del periodista Óscar Balderas, por aquellas fechas llegó al popular puerto del estado de Guerrero desde Nuevo Laredo, Tamaulipas, Juan Miguel Vizcarra, un militar desertor que, supuestamente, pasaría unas vacaciones junto a su novia Norma y su pequeña hija de dos años.

No obstante y después de arribar a Acapulco, Norma comenzó a notar un comportamiento extraño en el exmilitar, quien constantemente mantuvo reuniones con hombres misteriosos durante las noches que permanecieron en el puerto. No fue sino hasta la mañana del 15 de mayo que una sospechosa llamada alertó a Juan Miguel Vizcarra sobre lo que se avecinaba.

Con los nervios de punta y una presión innegable, el exmilitar se vio orillado a confesarle a su novia que su verdadera ocupación era ser jefe de sicarios de Los Zetas y tenía a su mando gente en Acapulco y Zihuatanejo a la cual coordinaba para cumplir la difícil misión de arrebatarle al Cártel de los Beltrán Leyva el control del estado de Guerrero.

De acuerdo con lo expuesto por el periodista Óscar Balderas, el exmilitar de Nuevo Laredo recibió la noticia de que sus aliados habían sido atrapados en Zihuatanejo por lo que, con el Cártel de Sinaloa pisándole los talones, buscó huir de Acapulco junto su novia e hija.

Pese al intento de extracción, a la altura del Parque Papagayo tres camionetas sin placas le cerraron el paso al vehículo en el que se transportaban y de éstas descendieron una decena de hombres armados que portaban uniformes en las que estaban plasmadas tres letras: AFI (Agencia Federal de Investigaciones).

Cabe recordar que, a lo largo del sexenio del expresidente panista Vicente Fox, era el mismo Genaro García Luna quien se desempeñaba como titular de dicha dependencia.

Norma y su pequeña hija fueron liberadas un día después del secuestro, sin embargo, su novio Juan Miguel y otros tres miembros de Los Zetas identificados como Sergio Alberto Ramón, Andrés Tamariz y Édgar Ortiz encontraron un fatídico destino luego de que los agentes de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) los entregaran al Cártel de Sinaloa para ser torturados en una casa de seguridad de Édgar Valdéz Villarreal, La Barbie.

En entrevista para Milenio TV, se presentó un pequeño extracto de aquel video en el que se observa a los cuatro miembros de Los Zetas mirando fijamente a la cámara que sostiene un sicario al mando de Édgar Valdéz Villarreal, La Barbie. Visiblemente golpeados y con un par de plásticos de color negro que protegen las paredes de su sangre, los cuatro Zetas son interrogados acerca de sus métodos para deshacerse de los cuerpos de sus víctimas, según la información del periodista Óscar Balderas.

La detonación de un arma de fuego en la sien de Juan Miguel y sus otros tres socios marca el final de su vida y de la grabación que posteriormente el Cártel de Sinaloa envió de forma anónima a la entonces Procuraduría General de la República (PGR) para su difusión.

No obstante, el Gobierno de México se negó a hacer público el crudo video, por lo que los miembros del crimen organizado se dieron a la tarea de enviarlo a dos medios estadounidenses que no tardaron en retomar la historia y evidenciar los presuntos vínculos que autoridades mexicanas mantenían con organizaciones criminales.

Ante el escándalo que dichos reportajes provocaron, la presión obligó al Gobierno Federal a convocar una rueda de prensa encabezada por José Luis Santiago Vasconcelos, quien en aquel entonces era subprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, misma en donde el funcionario admitió que 11 agentes de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) sí sirvieron como secuestradores para el Cártel de Sinaloa.

Genaro García Luna era en aquel entonces jefe dicha dependencia y, pese a ese percance, un año después se convirtió en el titular de la Secretaría de Seguridad Pública o como coloquialmente también se le llamó a su cargo: el máximo jefe de la policía en México.

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