En la provincia del sureste de Turquía de Hatay una madre y su bebé de tan sólo 10 días de nacida, han sido rescatados por los bomberos después de llevar más de 90 horas atrapados entre los escombros de un edificio arrasado por los terremotos que sacudieron el país el lunes.
Los equipos de búsqueda y rescate del municipio de Estambul sacaron al bebé de 10 días llamado Yagiz Ulas de los escombros de un edificio derrumbado el viernes por la noche.
Tras el rescate del bebé Yagiz, los equipos también sacaron a su madre a un lugar seguro y ambos fueron llevados a las ambulancias para realizarles un examen médico.
Otro hombre fue rescatado de los escombros del mismo edificio.
El rescate de varios sobrevivientes de los escombros en Turquía levantó el ánimo de los cansados equipos de búsqueda el viernes, cuatro días después de que un gran terremoto azotara el país y la vecina Siria, matando a más de 21.000 personas.
El frío, el hambre y la desesperación se apoderaron de cientos de miles de personas que quedaron sin hogar en pleno invierno por el terremoto más mortífero de la región en décadas.
En las últimas horas se han producido más de 80 mil rescates de personas que llevaban horas sepultadas por los cascotes, según reportó el Ministerio del Interior Presidencia para el Manejo de Desastres y Emergencias de Turquía, mientras que los equipos especializados excavan en una búsqueda cada vez más desesperada.
Un rescate sorprendente ocurrió el jueves de madrugada en Turquía. Una bebé de 7 meses fue sacada viva de entre los escombros que dejó el sismo de 7,8 grados de magnitud.
La bebé estuvo enterrada casi 70 horas luego de que un edificio colapsara en el mismo distrito de Hatay.
La pequeña fue trasladada al hospital pero en general su condición de salud era buena.
También durante la madrugada del jueves un niño de 12 años fue rescatado de otro edificio en la zona afectada por el sismo.
Los equipos de rescate aún buscan a miles de personas que se sospecha están atrapadas entre los escombros de construcciones que colapsaron.
Pero la esperanza disminuye ante las gélidas temperaturas y el paso de las horas.
Tres días después del potente sismo que sacudió el lunes el sur de Turquía y el noroeste de Siria, la cifra de fallecidos sigue aumentando: el jueves el balance de muertos en los dos países superaba los 20.000.
En el distrito de Besni los bomberos redoblaron su trabajo al escuchar unas voces procedentes de unas ruinas y después de horas de esfuerzos lograron liberar a Ahmet Aydin y su hijo Yusuf, un padre y su hijo han sido rescatados por los bomberos después de llevar 54 horas. De momento no se tienen más detalles sobre su estado de salud.
En el centro de la ciudad de Karamanmaras, una de las más afectadas, una mujer llamada Hilal Kocaoglu también ha logrado ser rescatada con vida el miércoles por la mañana de entre los escombros de un hotel derruido.
La agencia Demirören New informó de que los equipos de búsqueda y rescate que trabajaban entre los escombros del hotel intensificaron su labor por el sonido procedente de las ruinas a primera hora de la mañana y finalmente llegaron hasta Kocaoglu.
La mujer fue liberada de los escombros con heridas y hospitalizada tras recibir una primera asistencia por los equipos sanitarios en el lugar del rescate.
En Hatay, otra mujer llamada Semra Et también ha sido rescatada después de 53 horas bajo los cascotes.
“Muchas gracias. Os quiero a todos”, fueron las primeras palabras que le dijo a los bomberos que la rescataron.
Al desastre se une que muchos de los servicios básicos en el sureste de Turquía han dejado de funcionar en medio de temperaturas gélida.
El clima helado, con hasta -6 grados en la región, limita la capacidad de supervivencia a medida que pasan las horas desde el primer temblor en la madrugada del lunes.
Los rescatistas también lograron extraen a un perro llamado Pamuk de los escombros de un edificio derrumbado en Hatay, tres días después de un terremoto masivo.
El número de muertos por el terremoto masivo en Turquía y Siria siguió aumentando, superando los 21,000 cuando la primera ayuda de la ONU llegó a las zonas controladas por los rebeldes sirios, pero las esperanzas de encontrar más sobrevivientes se desvanecieron.