Antakya, Turquía.— Un nuevo convoy de ayuda entró ayer en las zonas rebeldes del norte de Siria, ocho días después del terremoto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó de la “peor catástrofe natural en un siglo en Europa” y cuyo saldo en Turquía y Siria se acerca a 40 mil muertos.

Más de una semana después del sismo de magnitud 7.8, las esperanzas de encontrar personas con vida bajo los escombros se desvanecen. En Siria, por primera vez desde 2020, un convoy de ayuda entró en las zonas rebeldes del norte a través del paso fronterizo de Bab al Salama con Turquía, indicó un periodista de AFP. El convoy está compuesto por 11 camiones de ayuda humanitaria de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dijo un portavoz de esta agencia de Naciones Unidas en Ginebra.

La preocupación crece en ambos lados de la frontera por los damnificados, sobre todo por los niños, entre los cuales más de 7 millones habrían sido afectados, según UNICEF, que expresó su temor de que hayan muerto “muchos miles” más.

“Está claro que los números seguirán creciendo”, dijo en Ginebra James Elder, portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamado por 397 millones de dólares para ayudar a los casi cinco millones de afectados.

“Todos sabemos que la ayuda que salva vidas no entra en la velocidad y escala necesarias”, dijo. El balance oficial más reciente es de 39 mil 106 muertos, 35 mil 418 en Turquía y 3 mil 688 en Siria.

Guterres indicó que la ONU se encuentra en las etapas finales de la preparación de un llamamiento de emergencia para el sur de Turquía devastado por el terremoto. El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo que el llamamiento se lanzará “probablemente en los próximos días”.

Instó a la comunidad internacional a proporcionar la financiación de emergencia sin demora, al destacar: “El sufrimiento humano de este épico desastre natural no debería empeorar aún más por los obstáculos creados por el hombre: acceso, financiación, suministros”. El secretario general dijo que la ayuda a Siria debe llegar por todas las rutas.

Un alto funcionario del Programa Mundial de Alimentos de la ONU advirtió que la inseguridad alimentaria en las zonas afectadas de Siria había aumentado drásticamente incluso antes del terremoto. “Antes estaba muy mal. Ahora es dramático”, dijo Corinne Fleischer, directora para Medio Oriente de la agencia.

Según el ministerio de Transporte sirio, hasta ahora han aterrizado en el país 62 aviones con ayuda y se esperan más en los próximos días, sobre todo de Arabia Saudita.

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