Lukas Dhont busca el premio Oscar con una historia que proviene de su vida, pero marcha con la de otros: siendo niño no se tiene problema en demostrar afecto con sus iguales pero, mientras se crece, eso se olvida.
Close, película belga considerada en la categoría de Película internacional, es un drama de coming of age, que inicia con la amistad de dos adolescentes, quienes se ven separados por la presión escolar.
Dhont llegará a la ceremonia con el Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Cannes, como carta de presentación. En México estrena hoy en cines y, el mes próximo, en el streaming de MUBI.
“Vivimos en un mundo en el que con frecuencia se representa a los hombres como personas que luchan en guerras, como individuos independientes y competitivos, y tendemos a olvidar que si escucháramos a niños de 13 años al hablar de otros, dirían cuánto aman, se preocupan y la ternura que tienen por ellos”.
El realizador indica que quería mostrar, ante todo, la hermosa conexión entre dos jóvenes sin necesidad de ser algo sexual, y explorar más que los diálogos las expresiones y silencios.
“La gente a menudo le teme al silencio, lo que significa que las películas a veces también”, explica Dhont.
“Por supuesto el tema de lo no hablado resuena a lo largo de la película: ese momento en el que tal vez todavía no tenemos un vocabulario para las cosas, donde los sentimientos se sienten y nos abruman como olas antes de que podamos encontrar palabras para expresar lo que realmente queremos decir”.
El guionista también explica que vamos a la escuela y aprendemos el lenguaje de la cabeza mucho más de lo que aprendemos el lenguaje del corazón: “en muchos sentidos, nuestras películas tratan sobre ese lenguaje: o la falta de él”.
Para elegir a los niños protagonistas, Lukas Dhont destaca que tenían que buscar a dos jóvenes que nunca hubieran actuado antes, porque los personajes tenían entre 12 y 13 años.
“Fui a muchas escuelas en Bruselas y busqué, pero a veces la vida te da regalos; Eden Dambrine (Leo, el protagonista), estaba sentado cerca en el tren”.
Cuando conoció a Gustav de Waele, recuerda, lo extraordinario fue que la química de ambos era muy grande.
“Había una horizontalidad entre ellos que haría absolutamente posible esta película sobre una amistad y sobre la importancia de esa conexión con ellos”.
El cineasta comparte además lo que significa competir por el premio de la Academia en la entrega que se realizará el próximo 12 de marzo desde el Teatro Dolby en Los Ángeles.
Relata que los jóvenes vieron las nominaciones desde su escuela y lanzaron sus libros al aire y gritaron por los pasillos.
“Veo como una enorme suerte poder pasar esta locura con dos quinceañeros, porque cuando lo miras a través de sus ojos, también te enfrentas de alguna manera a lo absurdo de esto.
“Tal vez mis sueños como adulto han cambiado, tal vez he encontrado importancia en otro lado. Siempre usé el cine para pasar los años oscuros y siempre he pensado que los Oscar es un momento crucial. Y sé que el joven Lukas realmente necesitaba eso, creer eso, para superar las cosas. Así que para mí, esto es un homenaje a él”.