Hoy 12 de marzo se conmemoró el Día Mundial del Glaucoma, una patología que engloba hasta 60 enfermedades oculares que pueden ocasionar ceguera, producto de una degeneración progresiva del nervio ocular.
El glaucoma es la segunda causa de ceguera evitable a nivel mundial por detrás de la catarata. Es la principal causa de ceguera irreversible en el mundo, y la primera causa de ceguera prevenible. En la actualidad, se estima que el 10 por ciento de la población padece glaucoma, considerada una enfermedad silenciosa ya que cuando los síntomas aparecen, la enfermedad está avanzada.
“El gran problema del glaucoma es que es asintomático. Se estima que la mitad de las personas con glaucoma no sabe que están afectadas. Sin embargo, con un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes conservan su visión. De esta manera, se puede prevenir que un paciente llegue a ser discapacitado visual”, explicó la doctora Anahí Lupinacci, coordinadora de la Sección Glaucoma del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral.
El glaucoma puede afectar a cualquiera, pero los mayores de 40 años, los familiares directos de pacientes con glaucoma, las personas que sufrieron traumatismos en los ojos y los pacientes que usan o usaron corticoides tienen más riesgo.
“La mejor estrategia para combatir la enfermedad es ir al oftalmólogo una vez al año, para que sea él quien, con varios estudios, arribe al diagnóstico antes de que sea tarde. El examen es rápido e indoloro. Se observa el fondo de ojos y se toma la presión ocular. Estos estudios forman parte de la consulta oftalmológica de rutina. En caso de detectar posibles signos de glaucoma, por ejemplo presión ocular alta o algún daño en el fondo de ojo, otros estudios ayudan a arribar al diagnóstico, permiten el seguimiento de la enfermedad, y evalúan la necesidad de iniciar un tratamiento”, remarcó la especialista. Si bien la pérdida de visión ocasionada por el glaucoma no se puede recuperar, su progreso se puede detener mediante gotas que reducen la presión en el ojo. También ciertos láseres específicos para glaucoma, como el SLT, reducen el uso de medicación.
Según señalaron expertos de la Cámara de Medicina Oftalmológica (CAMEOF), el Glaucoma es una enfermedad ocular que causa un daño progresivo en el nervio óptico produciendo una paulatina pérdida de visión. El factor principal de riesgo es la hipertensión ocular, dado que si aumenta la presión en el interior del globo ocular, el nervio óptico se comprime dañando las neuronas que lo forman, produciendo la muerte celular de éstas y disminuyendo el campo visual del paciente.
Por eso, CAMEOF advierte sobre la importancia del diagnóstico precoz para preservar la mejor visión posible. “La consulta periódica al oftalmólogo es una oportunidad ideal para controlar la presión ocular y revisar el fondo de ojo, lo que permite detectar precozmente enfermedades que amenazan la visión. La peculiaridad de esta enfermedad es que, en su fase inicial es asintomática. Pero cuanto antes se diagnostique, antes se puede tratar, aunque no se recuperar lo perdido”, afirmaron desde la institución.
Cuando la enfermedad está avanzada los síntomas más frecuentes son dificultad para ver por los laterales o por algunas partes del ojo, problemas para enfocar bien o dolor de cabeza, entre otros. El glaucoma puede aparecer en un ojo o en ambos. En algunos casos, las personas con presión ocular alta no tienen glaucoma, y en otros, se presenta en personas con presión ocular normal.
La cantidad de presión ocular considerada como normal varía según la persona. Un nivel normal de presión para una persona puede ser alto para otra. Por eso, es tan importante la realización de exámenes regulares.
La influencia del ejercicio físico
El ejercicio también tiene efectos tanto a corto como a largo plazo sobre la presión ocular y sobre el flujo sanguíneo ocular. Puede, por lo tanto, influir en la progresión del glaucoma.
“Ejercicios isométricos o dinámicos, como caminar y nadar, producen una disminución de la presión ocular transitoria en el momento y el período posterior al ejercicio, respectivamente. El efecto de disminución de presión ocular parece ser aditivo al efecto de los medicamentos para el glaucoma. No obstante, las reducciones de la presión inducidas por el ejercicio son todas de corta duración y su relevancia en el tratamiento de largo plazo del glaucoma crónico es incierta”, señaló la coordinadora de la Sección Glaucoma del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral.
“Por el contrario, ciertos ejercicios como el levantamiento de pesas y los de máximo esfuerzo pueden paradójicamente aumentar la presión ocular, y dicho aumento puede ser aún más significativo cuando los sujetos contienen la respiración”, advirtió y agregó: “Teniendo en cuenta los efectos benéficos del ejercicio en la salud y el bienestar en general, los pacientes glaucomatosos son alentados a realizar ejercicios aeróbicos regularmente”.
En caso necesario, una cirugía puede ayudar a mantener la presión ocular, para que no se siga dañando el nervio óptico y termine ocasionando pérdida de visión irreversible. “Para detectar a tiempo esta enfermedad prevenible, es importante realizar un control anual con un oftalmólogo, o más frecuentemente si hay algún factor de riesgo”, completó la doctora Lupinacci.
Cabe añadir que el viernes 21 de abril se prevé realizar la campaña nacional de detección de glaucoma abierta a la comunidad, y que el Hospital Universitario Austral será sede, como lo es desde hace décadas, de esta campaña para la detección precoz de la enfermedad. Esta campaña se lleva a cabo en todo el país coordinada por el Consejo Argentino de oftalmología.
“El gran problema del glaucoma es que si no se detecta a tiempo puede producir graves problemas de visión y, en un 5 por ciento de los casos, ceguera total. Una vez diagnosticada, no obstante, se puede frenar en la mayor parte de los casos. El deterioro del nervio ocular es irreversible y ocasiona una progresiva pérdida de la visión lateral, como si miráramos a través de un túnel. Precisamente esa pérdida de visión gradual y la ausencia de dolor, en la mayoría de los casos, provoca que el paciente no sospeche”, observaron desde CAMEOF.
Aunque puede aparecer en cualquier momento de la vida, es más frecuente a partir de los 60 años y hay varios factores de riesgo como la diabetes, la presión intraocular alta, antecedentes familiares, miopía elevada (más de 5 dioptrías), hipertensión arterial o estar medicado con corticoides. CAMEOF recomienda revisiones periódicas cada 2 años a partir de los 40 y anualmente desde los 45-50 años.
El tratamiento más común para el glaucoma son las gotas para los ojos recetadas por un médico oftalmólogo. Estas gotas reducen la presión en el ojo y previenen el daño al nervio óptico. No curan el glaucoma ni revierten la pérdida de visión, pero ayudan a evitar que la enfermedad empeore. La detección precoz del glaucoma es clave para que la patología no desemboque en ceguera.