Hace poco más de dos décadas, los casos de cáncer bucal en el país se presentaban en personas que habían fumado y bebido por 20 años o más, perfil epidemiológico que en los últimos años ha cambiado, encendiendo alertas tanto en autoridades sanitarias como en los investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con el responsable de la Clínica de Odontología de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad de León, Germán Villanueva Sánchez, “las sustancias tóxicas del tabaco combinadas con el etanol hace una disolución directa que, en la cavidad bucal, incide sobre los núcleos de las células, lo cual los hace inestables para que muten y hagan una noplasia maligna o un cáncer bucal”.
No obstante, para que el consumo de tabaco sea considerada como la causa del cáncer bucal en jóvenes de entre 18 y 30 años -grupo de edad en los que se ha identificado un aumento de casos recientemente- estos tendrían que haber comenzado a fumar entre los cinco o diez años por lo que los investigadores de la Máxima Casa de Estudios en México apuntaron a otro detonante: el Virus del Papiloma Humano (VPH).
“Hemos visto que sus casos se vinculan con el VPH, por las relaciones orogenitales. Este es un cáncer que, así como afecta el cérvix uterino en las mujeres, también daña la cavidad bucal. El virus causante tiene afinidad por los epitelios y la dermis […] las lesiones en la boca son pequeños papilomas, verrugas y/o condilomas parecidos a coliflores”, explicó el experto Germán Villanueva Sánchez.
El académico explicó en un boletín recientemente publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que actualmente se conocen más de 200 subtipos virales del Virus del Papiloma Humano (VPH) de los cuales el relacionado con el cáncer de boca es el 16 mientras que el 18 se vincula al cáncer de faringe.
“No quiere decir que una persona que tuvo una relación sexual oral y que se infecta por VPH en cavidad oral va a desarrollar cáncer de manera inmediata. Los individuos tenemos un sistema inmune que nos protege y si este es fuerte, en muchas ocasiones no hay lesiones. En la medida en que se tengan esas prácticas con varias parejas, y se infecten varias veces, es mayor la posibilidad de desarrollarlo. A ello hay que sumar otros factores: si se fuma, toma o no se tiene buena alimentación”, refirió el responsable de la Clínica Odontológica de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), Unidad León.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como lesiones premalignas de la cavidad oral a las leucoplasias y eritroplasias, máculas o manchas de color blanco o muy rojo que pueden situarse en los bordes laterales de la lengua.
“Los dentistas, los odontólogos de práctica general son nuestros ojos porque no puede haber patólogos en todos lados. Si detectan estas manchas en los pacientes, deben ser evaluados por el especialista en patología bucal y, de ser necesario, hacerles biopsias, a fin de descartar que se tenga una lesión precancerosa o un cáncer establecido”, arguyó el académico universitario.
Como medidas de prevención, Villanueva Sánchez recordó que para tener una adecuada salud bucal se deben cepillar la boca y los dientes tres veces al día, usar hilo dental y utilizar enjuagues bucales, que se diluyan en agua.
Además, el experto destacó la importancia de fomentar la autoexploración, es decir, que las personas revisen su cavidad bucal y si detectan algo sospechoso -como una bola o una mancha- acudir inmediatamente al odontólogo. Si se tiene alguna lesión o úlceras que no cicatriza en un periodo de 20 días, será necesario realizar una biopsia.
Del mismo modo, el académico universitario aconsejó efectuarse una radiografía panorámica cada año, pues en ocasiones las lesiones se desarrollan de manera intraósea y clínicamente no son visibles.