La Selección Mexicana de Beisbol vivió una participación histórica en esta edición del Clásico Mundial. Derrotaron a Estados Unidos con paliza incluida, lograron una épica remontada contra Puerto Rico en Cuartos de Final y aunque dieron un verdadero partidazo, Japón los eliminó a un paso de jugar la final.

Con miles de aficionados mexicanos en las gradas del LoanDepot Park de Miami, Randy Arozarena fue una vez más el héroe que el pueblo azteca necesita para soñar con grandes hazañas. Japón llegaba invicto a este partido, con solo ocho derrotas en 36 partidos y a pesar del empuje del público, la jerarquía nipona se impuso en el campo.

Las primeras tres entradas se vivió un auténtico duelo de pitcheo entre Roki Sasaki y Patrick Sandoval. El lanzador mexicano se enfrentó a su compañero de equipo en los Angels, Shohei Ohtani y con cuenta llena de tres bolas y dos strikes, logró llevarse el primer duelo con un ponche. En la segunda ventana, Isaac Paredes conectó el primer imparable del partido; sin embargo, la novena se retiró con un doble play. En la tercera, Tetsuto Yamada se convirtió en el quinto pelotero ponchado por Sandoval, mientras Sosuke Genda quiso sorprender con un toque y fue ejecutado en primera base y Yuhei Nakamura golpeó directo al guante de Luis Urías mientras el partido seguía 0-0.

En la cuarta entrada, México se adelantó en el marcador gracias a un cuadrangular de tres carreras de Luis Urías que logró mantener hasta la quinta entrada, en la cual el lanzador campeón con los Astros de Houston, José Urquidy, tomó el lugar de Sandoval y Randy Arozarena brilló con sus atrapadas sobre el jardín izquierdo robando dos cuadrangulares nipones.

Ohtani conectó su primer imparable apenas en la sexta entrada. México llegaba a siete ponches, y el sueño de ser finalistas por primera vez estaba más cerca que nunca. Por segunda vez, Urquidy tiene bases llenas y tiene que ser salvado por el héroe de esta novena tricolor, el jardinero naturalizado mexicano, Randy Arozarena. Sobre el final de la séptima entrada, el relevo mexicano no funcionó como se esperaba y Japón empató el partido con un cuadrangular que se coló por el costado derecho.

Lo que en las gradas se sintió como un cubetazo de agua fría, en la cancha fue todo lo contrario y los pupilos de Benjamín Gil respondieron con actitud de inmediato. Alex Verdugo impulsó a Arozarena y México retomó la ventaja en el partido. A dos entradas del final, el orgullo mexicano se impuso y siguió peleando hasta el final; Isaac Paredes volvió a conectar y empujó a Joey Meneses para poner el partido 5-3 a favor. Japón respondió con golpes de sacrificio y les bastó para anotar una carrera más.

Finalmente, Ohtani y compañía dejaron tendidos en el campo a los mexicanos y el partido, y el sueño mexicano, terminó con marcador de 5-6.

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