La actriz Lindsay Lohan, el youtuber Jake Paul y otras seis celebridades fueron acusados este miércoles por el organismo estadounidense que controla el mercado bursátil (SEC) por anunciar productos financieros ligados a las criptomonedas sin revelar que se les pagó por hacerlo.
Son acusados en un caso que apunta directamente al empresario Justin Sun por comercializar activos de Tronix y BitTorrent sin registrarse ante las autoridades correspondientes y por tratar de manipular el corretaje de Tronix.
Sun también está siendo procesado por tratar de manipular el comercio de Tronix inflando artificialmente la negociación del activo en el mercado secundario: había pedido a empleados que transfirieran Tronix entre dos de sus cuentas en plataformas de criptomonedas.
El regulador de los mercados financieros de Estados Unidos (SEC) también acusó a Sun, conocido por fundar el ecosistema Tron, de intentar promocionar sus activos en las redes sociales pagando a famosos para que tuitearan mensajes en apoyo de Tronix y BitTorrent.
Sin admitir ni negar su culpabilidad, Lohan y Paul acordaron pagar 40.670 y 101.887 dólares respectivamente en concepto de restitución y multas.
La actriz porno Michele Mason (conocida como Kendra Lust), el rapero Lil Yachty (Miles Parks McCollum), los cantantes Ne-Yo (Shaffer Smith) y Akon (Aliaune Thiam) también acordaron pagar multas para resolver la demanda.
El rapero Soulja Boy (DeAndre Cortez Way) y el cantante Austin Mahone, que también fueron demandados, no llegaron a un acuerdo.
El presidente de la SEC, Gary Gensler, que en los últimos meses ha encabezado otras acciones legales de este tipo, dijo que el caso es un nuevo ejemplo del “alto riesgo que enfrentan los inversores cuando se ofrecen y venden valores de criptoactivos sin la transparencia adecuada”.
Anteriormente, el regulador impuso notables castigos a dos celebridades involucradas en la promoción ilegal del criptoactivo EMAX: Kim Kardashian tuvo que pagar 1,26 millones de dólares y el ex jugador de la NBA Paul Pierce, 1,4 millones.
Las autoridades estadounidenses han reforzado la supervisión de las criptomonedas en los últimos meses, en especial tras la quiebra de la plataforma FTX, de la que muchos clientes no pudieron retirar sus inversiones.