La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) confirmó la destrucción “masiva y generalizada” de la estructura sanitaria en Ucrania y denunció los “graves impedimentos” de la asistencia médica en territorios ocupados por Rusia.
La ONG, que solo ha sido autorizada a operar en zonas bajo control ucraniano, instó tanto a Kiev como a Moscú a respetar el Derecho Internacional Humanitario y les recordó la obligación que tienen de proteger a la población y las infraestructuras civiles y de garantizar el acceso a medicamentos y suministros médicos vitales.
“Nuestros equipos fueron testigos directos de casas, tiendas, parques infantiles, escuelas y hospitales reducidos a escombros. En algunas de las ciudades y pueblos donde trabajamos, la destrucción era absoluta. En 25 años de trabajo en zonas de guerra, quizá sólo haya uno o dos casos en los que haya visto una devastación similar: lugares como Mosul o Grozni. A lo largo de los 1.000 kilómetros de línea de frente en Ucrania, algunas zonas simplemente han sido borradas del mapa”, afirmó Christopher Stokes, coordinador de programas de MSF en Ucrania.
Médicos Sin Fronteras también aseguró que, desde mediados de 2022, los trabajadores de la organización han sido testigos de los ataques contra el sistema sanitario ucraniano, como un bombardeo en hospitales de Mikolaiv o Apostolove y la presencia de minas antipersona dentro de hospitales en zonas anteriormente ocupadas por tropas rusas como Kherson, Donetsk o Izium.
“El uso de minas terrestres está muy extendido en las zonas del frente, pero verlas de verdad colocadas en estructuras médicas es espeluznante, un acto increíble de inhumanidad. Envía un mensaje claro a quienes acuden en busca de medicinas o tratamiento: los hospitales no son un lugar seguro”, expresó el coordinador de proyectos de MSF en la región de Donetsk Vincenzo Porpiglia.
Además, los mismos trabajadores han descubierto que edificios sanitarios situados en regiones que habían sido ocupadas por Rusia, como Kherson y Donetsk, habían sido saqueados y que vehículos médicos como ambulancias habían sido destruidos o usados como almacenes de armas y explosivos.
Según los pacientes tratados por MSF y sus trabajadores que vivieron bajo ocupación rusa, la gente sufría “graves restricciones” para acceder a asistencia por las restricciones de movimiento, la destrucción de estructuras sanitarias o al comportamiento “impredecible” de algunas unidades rusas, e informaron sobre el saqueo que sufrieron farmacias y hospitales.
Este jueves, el Comité Internacional de la Cruz Roja expresó su “gran preocupación” por el sufrimiento de civiles en la ciudad ucraniana de Bakhmut, donde se han concentrado la mayoría de los enfrentamientos entre el Ejército ruso y el ucraniano en los últimos meses.
“La situación es realmente difícil aquí; es ruidoso y aterrador. Ayer voló un misil sobre nuestras cabezas. No estamos viviendo, estamos sobreviviendo”, expresó Nikolai, un residente de la zona, según ha recogido un informe de Cruz Roja.
La organización instó a ambos bandos a respetar el Derecho Internacional humanitario para que las ayudas lleguen a los civiles que aún siguen en la región y puedan acceder a ellas bajo protección y sin riesgo a ser atacados.
Aunque la mayoría de los civiles ya han sido evacuados, aún queda alrededor de un 10 por ciento de la población en ciudades como Konstantinovka, mientras que 1.500 personas y otras 800 siguen habitando en los pueblos de Chasiv Yar y de Selidove, respectivamente.
Además, la Cruz Roja afirmó que la mayoría son ancianos, personas con discapacidad o movilidad reducida y algunos civiles que se niegan a abandonar sus casas.