Washington.— Un nuevo tiroteo, un nuevo horror, esta vez en un banco de Louisville, Kentucky, transmitido en vivo, y un nuevo llamado del presidente Joe Biden: ¿Hasta cuándo?
Cinco personas perdieron la vida cuando un hombre de 23 años, que trabajaba en la entidad bancaria y acababa de ser despedido, comenzó a disparar con un rifle, explicó la policía. El agresor transmitió en vivo el ataque en Instagram. “Seamos claros acerca de qué fue esto”, dijo el alcalde de Louisville, Craig Greenberg: “Este fue un acto malvado de violencia selectiva”, enfatizó.
“Es trágico saber que ese incidente fue difundido y captado”, expresó la jefa del Departamento de la Policía Metropolitana de Louisville, Jacquelyn Gwinn-Villaroel, en una conferencia de prensa. Meta, la compañía propietaria de Facebook e Instagram, indicó en un comunicado que había “retirado rápidamente la transmisión en vivo de este incidente trágico esta mañana”.
La policía llegó mientras aún continuaba el tiroteo y mató al atacante en un intercambio de balazos, dijo la jefa policial: “El sospechoso le disparó a los agentes”, señaló Gwinn-Villaroel. “Entonces devolvimos el fuego y detuvimos esa amenaza”, explicó.
El agresor fue identificado como Connor Sturgeon.
El tiroteo se produjo alrededor de las 8:30 de la mañana hora local (12.30 GMT) en un edificio del centro de Louisville, Kentucky, donde se ubica una de las sedes del Old National Bank, una institución financiera regional con sucursales en el sureste y medio oeste de Estados Unidos.
Cuatro personas fallecieron en el momento y otras nueve resultaron heridas, tres de ellas en estado crítico. Una de estas últimas murió en el hospital. Entre los heridos hay dos agentes de policía, uno de ellos baleado en la cabeza y quien está grave, explicó en una rueda de prensa el teniente coronel de la policía de Louisville, Paul L. Humphrey. Las cuatro víctimas mortales, tres hombres y dos mujeres, tenían entre 40 y 67 años de edad.
Aparte contabilizaron la muerte de Connor Sturgeon, quien falleció dentro del establecimiento en el intercambio de disparos con los agentes. El hombre dejó una nota suicida a sus padres, antes de iniciar su ataque. Con él suman seis muertos.
“La primera batalla era frenar al agresor. La segunda es hacer todo lo que podamos para mantener vivos a los heridos”, dijo en una conferencia de prensa el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, quien era amigo de uno de los fallecidos.
El edificio donde se produjo el tiroteo se encuentra junto a Slugger Field, el campo de beisbol del equipo local, los Louisville Bats, una de las zonas más concurridas de esta ciudad, situada en la frontera de Kentucky con el estado de Indiana y en la que viven unas 630 mil personas.
La balacera, el decimoquinto asesinato masivo en Estados Unidos en lo que va del año, ocurrió apenas dos semanas después de que una exalumna matara a tres niños y tres adultos en una escuela primaria cristiana en Nashville, Tennessee.
Según Gun Violence Archive (GVA), un proyecto sin ánimo de lucro que sigue la violencia armada en Estados Unidos, en lo que va de 2023 se han registrado 10 mil 566 incidentes con armas de fuego, desde tiroteos masivos hasta suicidios.
“Demasiados pagan con sus vidas”
Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, arremetió ayer lunes contra los republicanos del Congreso y les reprochó que no hayan fortalecido las leyes que regulan la posesión de armas de fuego para evitar matanzas como la que se produjo en Louisville, Kentucky.
“Una vez más, nuestra nación está de luto tras un acto de violencia armada sin sentido. Jill [su esposa] y yo rezamos por las vidas perdidas y que se han visto afectadas por el tiroteo de hoy”, afirmó el mandatario estadounidense en un mensaje en Twitter.
“Demasiados estadounidenses están pagando con sus vidas el precio de esta inacción. ¿Cuándo actuarán los republicanos en el Congreso para proteger a nuestras comunidades?”, añadió.
Biden ha pedido repetidamente a los conservadores, que controlan la Cámara de Representantes de EU, que se prohiban las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad, los cuales permiten a quien porta una arma matar a un gran número de personas sin necesidad de detenerse a recargar balas.
Estados Unidos aprobó en 1994 un veto federal a las armas de asalto en el país, pero en el año 2004 expiró sin que el Congreso lo renovara.
Todavía se desconoce qué arma utilizó el autor del tiroteo ocurridos ayer en Louisville, pero las armas de asalto semiautomáticas y automáticas, especialmente los rifles AR-15, se han usado en muchos tiroteos de los últimos años, como el ocurrido hace sólo dos semanas en una escuela de Nashville, Tennessee, donde murieron tres niños y tres adultos.
Estados Unidos paga un precio muy alto por la proliferación de armas de fuego en su territorio y la facilidad con la que la población puede adquirirlas.
El país tiene más armas individuales que habitantes: uno de cada tres adultos posee al menos un arma y casi uno de cada dos vive en una casa donde hay un arma. Como consecuencia de esta proliferación, el país registra una altísima tasa de muerte por arma de fuego, sin comparación con otros países.