Los latinos representan hoy el 18,5% de la población de los Estados Unidos, pero se espera que ese un porcentaje crezca hasta el 29% para el año 2050. Y el peso de la comunidad latina en la economía de los Estados Unidos es cada más mayor: se estima que los consumidores latinos contribuyen al 25% del PBI, con una tasa de crecimiento más rápida que las principales economías del mundo. Según publica una nota periodística de Infobae.com, la comunidad latina es considerada como un “motor” que impulsa el crecimiento del consumo en los Estados Unidos, al mismo tiempo que crece su nivel educativo y de ingresos. Sin embargo, a pesar de su impacto en la principal economía del mundo, el número de latinos en los directorios de las empresas de los Estados Unidos es muy bajo y esta proporción no mejoró en la última década.
Según un trabajo realizado por la consultora global KPMG, los latinos ocupan sólo el 3% de los lugares en la junta directiva de las 1000 principales empresas de los Estados Unidos, incluidas en la lista Fortune de 2020. “A medida que los líderes empresarios planifican el crecimiento a largo plazo y la sostenibilidad, deben tener en cuenta la papel que juegan los latinos como empleados, consumidores y socios comerciales. Debido a esta creciente importancia de la comunidad latina, existe una fuerte necesidad de incorporar directores corporativos latinos para que sus empresas sigan siendo relevante en el diverso mercado actual”, explicó el informe de KPMG que da cuenta de la situación y que fue liderado por Annalisa Barrett, asesora senior de la consultora.
Hasta el momento, no había muchos estudios sobre la proporción de directores y ejecutivos en las empresas según su origen, ya que las empresas no están obligadas a divulgar estos datos demográficos en sus presentaciones. “Hay un fuerte y creciente grupo de candidatos latinos calificados y con amplia experiencia empresarial. Y el creciente llamado de inversores y accionistas a lograr equidad e inclusión en los directorios ofrece un tremendo potencial para mover la aguja en el tablero latino”, señaló el estudio, que fue elaborado en colaboración con la Asociación de directores corporativos latinos (LCDA).
De acuerdo con la investigación, el 73% de las 1.000 empresas que integran la lista de Fortune no tienen el beneficio de contar con una “perspectiva latina” en su directorio. Es difícil encontrar más de un latino que trabaje como director en una de estas compañías: solo el 4% tiene múltiples directores de ese origen. Históricamente, los hombres ocupan la gran mayoría de los asientos en los directorios en las empresas de los Estados Unidos. Por eso, no sorprende que del total de latinos que integran estas juntas directivas, más de dos tercios son hombres. “Sin embargo, el equilibrio entre los géneros es mejor en el caso de los directores latinos que en la población de directores corporativos en general. El 30% de los directores latinos son mujeres, el porcentaje es levemente superior al 26% de directoras mujeres en las 1000 empresas de Fortune”, destacó el informe.
Los directores latinos tienden a ser más jóvenes que el promedio de los directores en general. Mientras que el 45% de los latinos directores tiene menos de 60 años, solo el 35% de los directores a nivel general están en ese rango de edad. Además, en las empresas analizadas por KPMG no hay directores latinos de más de 80 años o más. Según la consultora, contar con directores de diferentes generaciones permite a las compañías tener una gama más amplia de perspectivas y experiencias para aportar a las discusiones: “Antes formar parte de la junta directiva de una empresa pública solía verse como un rol que llegaba al final de una carrera o después de la jubilación, pero ahora se está convirtiendo en algo más común para los altos ejecutivos, por ejemplo los que dirigen grandes divisiones corporativas o emprendedores que desarrollaron negocios exitosos”.
Es frecuente que un director pueda ejercer su cargo en varias juntas al mismo tiempo. La mayoría (54%) de los directores latinos forman parte de una sola junta de empresas. Y casi uno de cada cinco (el 18%) se desempeña en más de dos juntas de empresas que cotizan en la Bolsa. “Si bien existen beneficios de tener directores con experiencia en varios directorios, como el intercambio de prácticas efectivas de gobierno corporativo y la experiencia como director durante una circunstancia similar a la que enfrenta la empresa, pueden surgir preocupaciones cuando un director se desempeña en varios directorios simultáneamente”, señaló la consultora.
El estudio de KPMG analizó el tiempo de permanencia de los directores en el consejo de administración de una empresa. Solo 10% de los puestos en la junta que ocupan los latinos están ocupados por directores latinos que son nuevos. Además, es menos probable que los latinos hayan formado parte de juntas directivas durante más de 10 años. Casi un tercio (32%) de todos los puestos en las juntas en las empresas de Fortune 1000 están ocupados por directores con más de 10 años de antigüedad, en comparación con menos de una cuarta parte (23%) de los puestos en la junta que ocupan latinos. Ser parte de los comités de la junta directiva es una forma importante en la que los directores pueden contribuir al trabajo realizado por el directorio. La gran mayoría de los directores latinos se desempeñan en varios comités. Casi dos tercios (63%) de los puestos en la junta que ocupan los directores latinos están ocupados por personas que están en más de un comité. Esto contrasta con el porcentaje del 57% que se obtiene si se analiza a todos los directores de las empresas Fortune 1000.
El informe se elaboró en base a los datos demográficos de los directores (como por ejemplo edad y sexo) que solo son divulgados públicamente por las empresas que cotizan en bolsa. Además, los directores latinos que forman parte de las juntas de Fortune 1000 fueron identificados por la Latino Corporate Directors Association (LCDA), una ONG compuesta directores de empresas de origen latino. Para el trabajo de análisis, se definió como “latino o hispano” a las personas de “origen cubano, mexicano, portorriqueño, sudamericano o centroamericano o cualquier otra cultura u origen español independientemente de la raza”, según detalló el informe. Estas personas pueden ser ciudadanos de los Estados Unidos o residentes permanentes legales.