Por Alejandra Musi

Cannes, Francia.— Las dudas sobre si era apropiado o no darle los reflectores a Johnny Depp en Cannes, tras los escándalos vividos con su expareja Amber Heard, quedaron despejadas desde que la estrella llegó al Gran Teatro Lumière, donde el público lo recibió con emoción.

El actor estadounidense apareció la noche de inauguración del festival galo para presentar la película “Jeanne du Barry”, escrita, estelarizada y dirigida por Maïwenn, con la que abrió el certamen y en la que Depp encarna al Rey Luis XV.

La estrella posó junto a todo el equipo de la película y las autoridades del festival en lo más alto de la emblemática escalinata, en un momento que tuvo sabor a redención.

El público, al que Johnny se dedicó a firmarle autógrafos y tomarse selfies con buen humor, se volcó en aplausos que conmovieron al actor y le provocaron un nudo en la garganta.

Thierry Frémaux, delegado general del festival, aseguró en un previo encuentro con la prensa internacional que la única regla para Cannes es “la libertad de pensar, de expresión”.

“Si a Johnny Depp se le hubiera prohibido actuar en una película, no estaríamos hablando de esto. La organización del festival la vio, le pareció que podría haber estado en competencia y la escogieron”, dijo.

El delegado aprovechó para hacer referencia a las acusaciones de la actriz de Retrato de una mujer en llamas, Adèle Hanel, quien con una carta abierta, acusó al festival de solapar y defender “a sus jefes violadores”. En ella, se refería a personas como Roman Polanski y Gérard Depardieu, entre otros.

“Si pensaran que es un festival para violadores, no estarían aquí quejándose de que no pueden conseguir entradas”, zanjó Thierry con molestia.

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