Por Édgar Luna Cruz
Los Esmeraldas lo tenían en la bolsa, puede decirse que ya se veían levantando el trofeo en la Liga de Campeones de la Concacaf.
Pero, como decían los antiguos, el último minuto también cuenta y una anotación de la visita pone todo en suspenso, sin nada por descontado.
El triunfo sobre el Los Ángeles FC (2-1) fue más que merecido, porque sólo hubo un equipo en la cancha: el León, lo que hizo recordar los tiempos en los que la Liga MX veía a la MLS muy por abajo del hombro.
Pero el tanto de Denis Bouanga acabó con la euforia y le sabe a poco a los mexicanos.
No es que el León esté acabado; al final, se viajará con la ventaja a Los Ángeles, al BMO Stadium, pero no es lo mismo, hasta en cuestiones de moral, sólo tener un gol de ventaja.
¿Cuál fue la estrategia que utilizó Nicolás Larcamón? La principal fue que su equipo fuera dinámico, veloz, certero, ordenado, que no diera pelota por perdida, y no confiarse.
La secundaria fue “atender” a Carlos Vela, pues iniciando el juego, hubo un par de cariñitos a la estrella del LAFC, para que disminuyera su capacidad.
El León, desde el inicio, fue por la ventaja y la consiguió con un cabezazo de William Tesillo (7’), algo que no esperaba el cuadro estadounidense, que quiso implementar la táctica institucional de la MLS: aguantar, tener una defensa heroica y esperar el error del rival.
Los de Guanajuato no se quedaron satisfechos con el gol a favor. Se puso el balón en el césped e hicieron correr al rival, pero con la idea constante de atacar y anotar.
El portero John McCarthy salvaba lo que podía, hasta que se marcó una mano, un penalti que Ángel Mena convirtió en el segundo tanto local (45’).
Ventaja suficiente para manejar el partido.
El portero McCarthy salvó al equipo angelino de una goleada que sentenciara.
Y al final, ya en tiempo de compensación, vino una descolgada en donde se pudo marcar falta sobre un defensor leonés. El balón llegó a Bouanga (96’) y la historia cambió.