Por Jorge Emilio Sánchez
Sam Smith siente taquicardia frente a sus fans mientras se despide al final de otro show. Sabe que en unos minutos, cuando se enfrente al silencio e su camerino, esa subida de adrenalina bajará y afrontar eso será “duro, muy duro”.
Luego de varias decenas de episodios similares confesará, en entrevista con el músico Zane Lowe: “Por primera vez realmente tuve problemas de salud mental, como ataques de pánico, ansiedad, depresión”.
Cualquiera pensaría que llamarse Samuel Frederick Smith, y ser uno de los artistas más talentosos y admirados del momento, implicaría no sentir nunca ese vacío en el estómago, pero cuando te dicen todo el tiempo cómo deberías haber nacido, puedes sentir que nada merece la pena.
Porque Smith siempre fue el joven rubio y delgado; el encanto de las abuelas, cuya perfección simulada le aprisionaba.
Él ha confesado que no quería ser chico, pero tampoco chica. Y por más inusual que parezca, una vez que dejó esa imagen atrás, justo cuando es incluso extravagante para quienes le miran, por primera vez siente que puede inspirar a otroros, o mejor dicho, a otres.
Ese camino al autodescubrimiento comenzó cuando escuchó hablar de “una cosa llamada no binario”; una amistad le dijo que había un territorio en donde él podría ser auténtico, sin ajustarse a los estereotipos de los masculino o lo femenino. Ese lugar dio paso a su indentidad, no binaria, que adoptó en 2019, a los 26 años.
“Estaba como ‘oh Dios mío’, este es un lugar donde puedo existir, y fue mágico. Pero también fue muy estresante y me dio miedo”, contó Smith a The Sunday Times ese mismo año.
De ahí emergió “Gloria”, su álbum más reciente, lanzado en enero pasado, en el que se muestra abiertamente como una persona no binaria, lejos de cualquier estereotipo, además en el que encara a status quo al lucir como le venga en gana, eso incluye no sólo su estilo, también su físico.
El Sam Smith estrafalario, pasado de peso y siempre talentoso, busca inspirar a otros que, como él, buscan una luz en el autodescubrimiento.
“Gloria me ayudó a superar algunos momentos oscuros, fue un faro en mi vida. Espero que pueda ser eso para ti. Gracias por esperar tanto”, escribió en su Instagram al lanzar el álbum. La respuesa fue inmediata, Smith no sólo se ha liberado como otros artistas, sino que va más allá al desapegarse de los estándares de una industria y al hablarle a un nuevo público.
“Algunas veces (a las personas no binarias) las verás con vestidas o con traje pero con las uñas pintadas porque las personas no se adscriben a la dicotomía de la feminidad o de la masculinidad hegemónica”, detalla la psicóloga Aidee Elena Rodríguez, académica de la UNAM.
El tiempo será un factor determinante para ver al evolución de Smith, pero los especialistas coinciden en la importancia de que un artista altamente emocional vive un dinamismo en su imagen, algo que con seguridad inspirará a sus millones de seguidores que, como él, buscan la aceptación.
“Pasó de transmitir esa vulnerabilidad en su música balada pop, a ser un ícono de la comunidad LGBT+, la representación y el activismo, y no sólo en torno a eso sino también de la liberación corporal en general, rompiendo estereotipos y prejuicios”, apunta Álvaro Gordoa, rector del Colegio de Imagen Pública.
Su ironía en el físico, añade el analista, es un tema de autoaceptación, pero también de autocuidado: “La gente se siente identificada para decir: no importa si me van a criticar o me van a señalar, a mí me gusta vestirme y ser de esta forma”.
melc