Por Sebastián García Méndez
Nadie dijo que iba a ser fácil, por lo menos no como contra Honduras, pero al final de cuentas el cuento de hadas en el que vive la Selección Mexicana desde la llegada de Jaime Lozano continúa.
Victoria merecida ante Haití (1-3), porque a pesar de un primer tiempo difícil y un final de partido complicado, la filosofía del Jimmy prevaleció, el cuadro nacional siempre fue propositivo, siempre buscó la portería rival y tuvo paciencia, pues tocó la puerta hasta que esta se abrió.
Se cumplió con el trámite. México ha clasificado a los cuartos de final del torneo de la Concacaf, el juego del domingo ante Qatar será para asegurar el primer lugar del grupo B y quizá para mover un poco al equipo, para ver al resto de los seleccionados.
Pero el sueño por ahora continúa, teniendo presente que el rival, Haití fue más, mucho más que la desvalida Honduras.
Hay que destacar que el cuadro mexicano sigue siendo congruente con las palabras que emana el técnico: tenencia de la pelota, pero no por sólo poseerla, sino para generar algo más que estadística y buscar permanentemente la portería rival, intentar de todos lados y de todos modos.
No fue sencillo. Antes de que los aficionados en el State Farm Stadium que por cierto apenas tuvo la mitad de su capacidad, Luis Romo jugó en contra, entregó el balón a un delantero haitiano y Memo Ochoa salvó el posible desastre. Edson Álvarez respondió estrellando el balón en el poste casi en la línea de gol del rival y comenzó el espectáculo de Uriel Antuna.
El extremo de nueva cuenta fue la principal llave de acceso de ataque del equipo mexicano, pero su exceso de regates lo condenaban a no dar un buen servicio, y fue hasta el segundo tiempo, cuando dejó de regatear y se dedicó a central, que el gol cayó.
De Uriel para Henry Martín para el 0-1 (46’) y Jesús Gallardo por la izquierda propició el segundo, un autogol de Ricardo Adé (56’). El Tri se confió, vino la arrogancia y Haití se agarró de eso para acercarse gracias aun tanto de Danley Jean, pero en los momentos de apremio apareció el héroe desconocido, Antuna, quien dio el servicio para el tercero, firmado por Santiago Giménez (83’).
