Los partidos demócrata y republicano de Estados Unidos vuelven a pelearse. Esta vez porque la agencia internacional de calificación Fitch rebajó el día 1 de agosto la calificación crediticia del país -la calificación de incumplimiento del emisor de divisas a largo plazo de EEUU- de AAA a AA+. Al conocerse la noticia, los dos partidos comenzaron un nuevo enfrentamiento, culpándose mutuamente. Los demócratas califican la degradación de “resultado de los republicanos para crear una crisis de impago”, los republicanos, por contra, atribuyen la causa a la mala gestión de los asuntos económicos de la administración Biden.
La nueva ronda de reproches entre los dos partidos confirma un motivo importante de la rebaja de Fitch de la calificación crediticia de Estados Unidos. La agencia emitió un comunicado diciendo que en los últimos 20 años, Estados Unidos ha tocado en repetidas ocasiones el techo del estancamiento politico de deuda, a menudo retrasado hasta el último minuto para su resolución, lo que debilita la confianza de la gente en la capacidad del país para la gestión fiscal. Algunos analistas consideran que se trata de la primera advertencia a Washington: la polarización política crea falta de capacidad de gobernanza.
En el ámbito político estadounidense, “pelear por pelear” ha sido la etiqueta distintiva de la relación entre los dos partidos. Aunque los dos partidos llegaron a un consenso en el último minuto y el techo de la deuda se suspenderá durante dos años para evitar el impago de la deuda estadounidense, en los meses anteriores a esto, con el fin de obtener los mayores beneficios políticos, los dos partidos lanzaron un combate de avances y retrocesos, trasladando miedo al mercado. En mayo de este año, Fitch incluyó la calificación crediticia soberana de Estados Unidos en la lista de vigilancia negativa. Esta rebaja formal puede considerarse una expresión más de decepción e insatisfacción por el continuo deterioro de la gobernanza del país norteamericano. La agencia no cree que el Gobierno estadounidense adopte medidas sustanciales de rectificación fiscal hasta las elecciones de noviembre de 2024.
Al mismo tiempo, la declaración de Fitch señaló que Estados Unidos, en los próximos tres años, seguirá deteriorando su situación financiera, con una deuda pública alta y creciente. Esto es visto como una segunda advertencia a Washington – es alarmante que el país Estados Unidos esté muy endeudado, y el tipo de expansión de la deuda de las perspectivas económicas son preocupantes.
La tercera señal de alarma se refiere a la credibilidad de Estados Unidos, que puede acelerar el proceso de desdolarización. Algunos estudios han señalado que la rebaja de la calificación crediticia de EE. UU. por parte de Fitch ha desencadenado una importante agitación en la mayoría de los mercados desarrollados, y varios países ya están evaluando los efectos negativos de esta decisión sobre el mundo. El Gobierno surcoreano declaró el día 2 que, para evitar que esta rebaja de la calificación crediticia desencadene turbulencias en los mercados financieros, reforzará la supervisión de los mismos.
Desde hace algún tiempo, desde América Latina a Medio Oriente, África y otras importantes fuentes mundiales de energía, pasando por los aliados de Estados Unidos en Europa y Asia-Pacífico, cada vez más países se han desdolarizado o planean hacerlo. Recientemente, Bolivia ha empezado a utilizar el yuan en las transacciones de importación y exportación, siendo el nuevo país sudamericano en utilizarlo regularmente.
Después de que Fitch rebajara la calificación crediticia de Estados Unidos, varios funcionarios del gobierno estadounidense reaccionaron bruscamente, expresando su descontento y enfado, alegando que la decisión “va contraria a la realidad”. Sin embargo, si se analiza más detenidamente, esta decisión no es una sorpresa, sino refleja precisamente la realidad. En lugar de gastar su tiempo en luchas internas, los políticos de Washington deben pensar en cómo resolver los problemas económicos de su país.