Una investigación liderada por la Universidad de Cambridge sugiere que la distancia social, impuesta por las autoridades sanitarias, de metro y medio o dos metros es insuficiente para sofocar la propagación del Covid-19, ya que la forma en que se esparce el virus depende de la fuerza con que la persona infectada tosa, la carga viral que viaja en los fluidos y otros factores, por lo que instaron a las poblaciones a no bajar la guardia y continuar con el uso de cubrebocas, una de las medidas más fiables contra la enfermedad. 

Cuando inició la pandemia, en diciembre de 2019, era muy poco lo que las y los expertos conocían acerca del SARS-CoV-2. En principio, se tomaron medidas a nivel mundial como confinamientos, el lavado de manos y la desinfección de superficies, y no fue sino hasta pasados un par de meses cuando la ciencia desentrañó que la transmisión aérea (aerosoles) del coronavirus era una de las principales causas de contagio. 

De esta manera, las y los investigadores precisaron que el Covid-19 es de alta transmisión debido a que genera pequeñas gotas: su ligereza provoca que estas se mantengan suspendidas en el aire más tiempo y se extienda a una distancia mayor, a diferencia de lo que ocurre con las gotas producidas por la gripe común (que son mucho más pesadas), por lo que perecen automáticamente después que la persona emita un sonido, respira, tose o estornuda. 

En este contexto, el trabajo publicado en “Physics of Fluids”, se basó en modelos matemáticos para medir la forma en que el SARS-CoV-2 se propagaba, a través de un ejercicio de simulación, ya que con el transcurso de la pandemia, las y los ingenieros se percataron que los modelos pasados no sirven para explicar la transmisibilidad de un virus de gran potencialidad como lo es el coronavirus. 

De acuerdo con las y los autores del estudio, divulgado por el Sistema de Investigación y Noticias Científicas (SINC), los nuevos hallazgos resolvieron ecuaciones sobre el fulujo turbulento de los aerosoles, identificaron el patrón de movimiento de las microgotas, y el tiempo que tardaron en diseminarse. 

Los resultados, explicó Epaminondas Mastorakos (experto en mecánica de fluidos) a SINC, que si bien hay algunas personas de tosido discreto que, a dos metros de distancia, no significarían un potencial peligro para quienes lo rodean, cuantificaron grandes variaciones en la distribución de gotas: “hemos visto que cada tos es diferente”. 

“Y, por tanto, el riesgo correspondiente a cada tos también es distinto, de forma que a dos metros una puede resultar perfectamente segura, pero otra ser muy arriesgada”, profundizó el experto. 

Todo depende -de acuerdo a las y los estudiosos- de la mecánica con que se propagan los fluidos. Shrey Trivedi, autor principal del estudio, indicó que la cantidad de partículas virales expulsadas tendrá que ver con la cantidad de virus contenida en el cuerpo de la o el enfermo: “la duración y la distancia que puede recorrer una gota depende tanto de su tamaño como de las condiciones del entorno”, argumentó. 

La propagación de aerosoles -ahondaron- ya no sólo dependerá de la forma en que viaje el flujo, sino de otros factores externos y ambientales, como el hecho que la o el enfermo no porte cubrebocas, en primera instancia, así como de la calidad de ventilación del lugar en donde se esté ubicado, esto modificará la distancia y la rapidez de propagación de las microgotas con coronavirus. Del mismo modo, la temperatura y la humedad influirá en la flotabilidad y movilidad de estas partículas. 

“(Además) cada vez que tosemos, podemos emitir una cantidad diferente de líquido, por lo que si una persona está infectada con Covid-19, podría estar emitiendo muchas partículas de virus o muy pocas, y debido a la turbulencia se propagan de manera diferente en cada tos”, agregó Trivedi.

“Pero incluso si expulso el mismo número de gotas cada vez que toso, como el flujo es turbulento, se producen fluctuaciones”, profundizó Mastorakos, 

Pese a los resultados, las y los especialistas reconocieron que la distancia social de los dos metros puede dar resultados, sin embargo, no es una medida eficaz por si sola, pues dependerá de combinarla con el uso de mascarillas, la aplicación de vacunas, una ventilación adecuada de espacios y evitar la tendencia de lugares concurridos. 

“Todos estamos desesperados por ver el final de esta pandemia, pero recomendamos encarecidamente que la gente siga usando mascarillas en espacios interiores como oficinas, aulas y tiendas”, dijo Mastorakos. “No hay ninguna buena razón para exponerse a este riesgo mientras el virus continúe entre nosotros”, puntualizó. 

melc

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