Por José Quezada
Quizá lo que más caracterizó la forma de hacer periodismo de Cristina Pacheco es destacado por la escritora Margo Glantz (Premio FIL 2010) en entrevista: “Estaba muy relacionada con numerosas historias de la población mexicana, con un respeto y profesionalidad que no son comunes y corrientes en nuestro medio. Lamento muchísimo su muerte. Espero que no haya sufrido”, afirma. Su deceso marca el final de una época en el periodismo cultural y la televisión mexicana.
“Con hondo dolor mi hermana Cecilia y yo participamos el fallecimiento de nuestra adorada madre Cristina Pacheco”, fue el mensaje que publicó en Facebook ayer, Laura Emilia, hija de Cristina y del escritor José Emilio Pacheco.
Hace 21 días, la periodista se despidió de uno de los programas emblemáticos que conducía en Canal Once: “Conversando”. En 2023, ella había cumplido 82 años de edad. “Conversando” superaba el cuarto de siglo de transmisión y su otro programa, “Aquí nos tocó vivir”, quizá el más famoso, había llegado a los 45 años.
“Graves problemas de salud” la llevaron a tomar la decisión: “No es fácil y necesito que el público me entienda si me equivoco, si se me van las palabras, si no sé cómo decir las cosas”, dijo en aquella ocasión. Ese día, el viernes 1 de diciembre, Carlos Brito, director del Canal Once, se enteró que Pacheco no seguiría en el programa: “Ella llegó al canal y pidió verme. Me avisó que no quería tomar esa decisión, pero debía hacerlo porque, de lo contrario, no podría realizar su trabajo de la manera tan profesional en que lo hacía. Al despedirnos, me preguntó si podía darme un abrazo”, cuenta Brito, en entrevista.
Aunque, a lo largo de 26 años, “Conversando” se volvió un referente —por su cortinilla, su estética y los cientos de invitados a los que entrevistó—, Pacheco ya era reconocida por la mirada emotiva de “Aquí nos tocó vivir”, en el que la luz de los reflectores apuntó hacia la vida cotidiana del pueblo mexicano.
Desde su primera transmisión, en 1978, Pacheco ahondó en las dificultades, retos, sueños y ambiciones de cientos de personas a las que les dio voz; historias que, de otra manera, se habrían perdido en la masa anónima de la ciudad. Sus caminatas, a la par, documentaron cierto movimiento urbano, las caras secretas de la ciudad.
La audiencia de ambos programas pasó de generación en generación, revelando la capacidad de Pacheco de hacer algo que parecía evidente, pero era necesario mostrar, como el director que le permite al público ver el trabajo detrás del escenario: que la charla, la conversación, son la materia prima del periodismo.
Para la escritora y periodista Elena Poniatowska, “el periodismo mexicano pierde su constancia y su preocupación por unir la calle con los intelectuales. A las entrevistas de televisión todo mundo acudía con mucho gusto porque lo hacía muy bien. La vamos a extrañar mucho porque fue, siempre, una mujer positiva, participativa. Es una perdida muy grande. Yo le llevo diez años y me dejó de a tiro, como dicen. Fue un knockout, no le tocaba irse, a la que le tocaba era a mí”, dice la autora de La noche de Tlatelolco, y recuerda, además, el amor de Cristina y José Emilio, una de las parejas más identificables de la cultura mexicana: sobre José Emilio , Poniatowska puntualiza que “fue uno de los más grandes poetas mexicanos; ella fue una esposa de una gran entrega, que lo cuidó, lo acompañó, lo inspiró”.
Es un día muy triste, retoma la palabra Brito: “Lo más importante es que ella hizo escuela en el Once. Por años va a ser un referente de cómo hacer periodismo de entretenimiento. Esa última vez que hablamos le dije que, más allá de los directores del Once, su programa tenía un espacio en el corazón del público. Sé que en administraciones anteriores, a inicios de la década del 2000, se intentó quitar, pero fue la gente la que luchó por que se quedara”.
Los entrevistados coinciden en el alto nivel profesional de la ganadora de premios como el Nacional de Periodismo en 1985 y el de la Asociación Nacional de Periodistas al año siguiente, así como el Bellas Artes de Literatura Inés Arredondo en 2022.
Para Glantz, Pacheco fue “de lo más rigurosa y excepcional, puesto que dedicó su vida a entrevistar a gente de todas las clases sociales y lo hizo con gran honestidad, profundidad y respeto”. Recordó las veces en que ella la entrevistó:
“Lo hizo con una sabiduría enorme, puesto que había leído con un cuidado muy especial mis textos. Nunca improvisaba. Era profesional. No podía hacer la entrevista sin haber estudiado, de forma profunda, a la persona que entrevistaba. Hacía siempre preguntas muy pertinentes y toda su vida fue de una valentía, de una rigurosidad, de una pertinencia extraordinarias”.
Vale la pena recordar que Pacheco, cuyo nombre de nacimiento fue Cristina Romo —su apellido lo tomó de su esposo—, tuvo una vena literaria y abarcó prácticamente todos los formatos del periodismo: en medios impresos, en El Sol de México, La Jornada, donde tuvo la columna “Mar de Historias”, y Siempre!, entre otros; en radio, en XEQ-AM, XEW AM y Fórmula; en televisión, primero en Canal 13 y luego, ya se sabe, su casa sería Canal Once.
No hay nadie como Cristina Pacheco—recalca Brito: “Ella se preparaba mucho y contaba que lo que hacía era sentir que platicaba con la gente y ponerse en su lugar. No recuerdo a una figura que haga en el periodismo lo que ella. Conectaba con el invitado de una forma particular; tanto en Conversando como en Aquí nos tocó vivir, hacía preguntas que la gente no se esperaba. Esa empatía y esa conexión es algo que no volveremos a ver a lo mejor en mucho tiempo. Eso es lo que perdemos, un periodismo tan cercano, que sacara las vivencias de la gente y pudiera platicar de todo”.
Varias veces, recuerda, al terminar alguna transmisión de “Conversando”, el invitado decía que era la mejor entrevista que le habían hecho en la vida: “Preguntaba cosas que nadie nunca les había preguntado. La señora Pacheco conocía muy bien la naturaleza humana, conocía muy bien al invitado y sabía a quien estaba entrevistando; se preparaba cada semana, es algo que debemos tener muy en cuenta y aspirar a ello”.
Antes de sus programas más famosos, también fueron conocidos los que tuvo de entrevistas con los escritores Renato Leduc y Juan de la Cabada.
A lo largo del día, en redes sociales, figuras centrales de la política actual, como Claudia Sheinbaum, candidata a la Presidencia, lamentaron su deceso: “México pierde a una gran periodista y cronista de la vida cotidiana. Cristina Pacheco era una gran conversadora y sus entrevistas fueron un referente porque sabía ver lo extraordinario de las situaciones comunes. Descanse en paz la mujer que le dio voz al pueblo de México por varias décadas. Abrazo solidario a sus familiares y amigos”.
Mientras que la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, escribió: “Cristina querida, contigo nos tocó vivir y descubrir profundos universos desde la dignidad que tú descubrías en ellos. Todo mi cariño a Laura Emilia y Cecilia”.
El fin de semana, el Once transmitirá programas especiales (lo mejor de Aquí nos tocó vivir y entrevistas a la propia Pacheco). Al cierre, no se conocían aún detalles sobre sus funerales.