Rafah, Franja de Gaza.- Al menos 18 personas murieron durante la noche y la mañana de este domingo en ataques israelíes en varios lugares de la Franja de Gaza, según médicos y testigos, mientras Estados Unidos indicaba que vetaría otro borrador de resolución de Naciones Unidas reclamando un alto el fuego.
Estados Unidos, el principal aliado de Israel, aspira en su lugar a negociar un acuerdo de cese el fuego e intercambio de rehenes entre Israel y Hamas, y baraja una resolución más amplia sobre el conflicto israelí-palestino. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se ha opuesto y tacha las demandas de Hamas de “delirantes”, además de rechazar las peticiones internacionales y de Estados Unidos de que se trace una vía para establecer un estado palestino.
Su gobierno emitió una declaración el domingo que decía que Israel “rechaza de forma categórica los dictados internacionales sobre un acuerdo permanente con los palestinos” y se opone a cualquier reconocimiento unilateral de un estado palestino, lo que según dijo “otorgaría un gran premio al terrorismo” tras el ataque del 7 de octubre de desencadenó la guerra.
Netanyahu ha prometido continuar la ofensiva hasta la “victoria total” sobre Hamas y expandirla a la localidad más meridional de Gaza, Rafah, donde se había refugiado más de la mitad de los 2,3 millones de palestinos que viven en Gaza huyendo de los combates.
Mientras tanto, el hospital Nasser, el centro médico más importante en el sur de Gaza, ya no podía operar después de que Israel asaltara el recinto a finales de la semana pasada, según dijo el jefe de la Organización Mundial de la Salud.
Un ataque aéreo sobre Rafah durante la noche mató a seis personas, incluidos una mujer y tres niños, y otro ataque mató a cinco hombres en la ciudad sureña de Jan Yunis, el principal blanco de la ofensiva durante los dos últimos meses. Periodistas de Associated Press vieron llegar los cuerpos a un hospital en Rafah.
En Ciudad de Gaza, que quedó aislada, evacuada en su mayor parte y sufrió una destrucción generalizada en las primeras semanas de la guerra, un ataque aéreo destruyó una vivienda familiar y mató a siete personas, incluidas tres mujeres, según Sayed al-Afifi, pariente de los fallecidos.
El ejército israelí no suele hacer comentarios sobre ataques concretos y culpa a Hamas de las bajas civiles porque los milicianos operan en zonas densamente pobladas.
ONU dice que hospital asaltado está fuera de servicio
Un equipo de la OMS no consiguió autorización para entrar en el hospital Nasser el viernes ni el sábado “para evaluar la situación de los pacientes y las necesidades médicas críticas, pese a llegar al complejo del hospital con colaboradores para entregar combustible”, indicó en X, antes Twitter, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Aún quedan unos 200 pacientes en el hospital, incluidos 20 que necesitan ser trasladados con urgencia a otros hospitales, añadió.
Israel dice haber detenido a más de 100 supuestos milicianos allí, incluidos 20 que según dijo participaron en el ataque de Hamas a Israel del 7 de octubre, sin presentar pruebas. El ejército dice que busca los restos de rehenes dentro del recinto hospitalario y que no ataca a médicos ni pacientes.
El Ministerio de Salud de Gaza dijo que entre los detenidos había 70 trabajadores médicos, así como pacientes en camas de hospital a los que se llevaron en camiones. Ashraf al-Qidra, vocero del ministerio, dijo que los soldados habían golpeado a los detenidos y les habían quitado la ropa. El ejército no hizo comentarios sobre esas acusaciones en un primer momento.
La guerra estalló después de que Hamas sobrepasara las defensas israelíes y atacara poblaciones del sur de Israel. En el asalto fueron asesinadas unas 1 mil 200 personas, la mayoría civiles, y unas 250 personas fueron capturadas. Los milicianos aún tienen a unos 130 rehenes, de los que se cree que un cuarto están muertos. La mayoría de los demás fueron liberados durante un cese el fuego de una semana en noviembre.
Al menos 28 mil 985 palestinos han muerto en la guerra, la mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no distingue entre civiles y combatientes en sus conteos. La cifra incluye 127 cuerpos llegados a hospitales en las 24 horas previas, señaló el domingo. En torno al 80% de la población gazatí ha sido expulsada de sus hogares y un cuarto está en situación de hambruna.
En Cisjordania, estalló un tiroteo cuando fuerzas israelíes llegaron al pueblo de Tulkarem para detener a un sospechoso armado. El ejército israelí informó que el sospechoso fue abatido y que un miembro de la Policía de Fronteras de Israel resultó gravemente herido. Calificó al objetivo del operativo como un prominente terrorista involucrado en ataques recientes. El Ministerio de Salud palestino dijo que dos palestinos fueron abatidos.
David Satterfield, enviado de Estados Unidos para asuntos humanitarios en Oriente Medio, dijo el viernes que los ataques israelíes contra la policía gestionada por Hamas que protege las caravanas de ayuda han hecho que se detengan las escoltas a las comitivas, lo que hace “prácticamente imposible” entregar ayuda que se necesita con desesperación debido a la amenaza de pandillas criminales. También dijo que Israel no ha presentado pruebas específicas de sus acusaciones de que Hamas desvía la ayuda de Naciones Unidas.
EEUU se opone a otra resolución de cese el fuego
Argelia, el representante árabe ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ha presentado un borrador de resolución que reclama un cese el fuego humanitario inmediato y un acceso sin trabas a la ayuda humanitaria, además de rechazar el desplazamiento forzoso de los civiles palestinos.
La embajadora estadounidense, Linda Thomas-Greenfield, dijo en un comunicado el sábado por la tarde que el borrador de resolución choca con los esfuerzos de Washington de poner fin a los combates y “no se aprobará”.
“Es crucial que otras partes den a este proceso las mayores posibilidades de tener éxito, en lugar de presionar con medidas que amenazan (el proceso) y la oportunidad de una resolución duradera de las hostilidades”, añadió.
Estados Unidos ha utilizado su poder de veto contra iniciativas previas con amplio apoyo internacional, y el presidente, Joe Biden, ha evitado pasar por el Congreso para enviar armas a Israel al tiempo que presiona para que se tomen más medidas para evitar el daño a los civiles y facilitar la entrega de ayuda humanitaria.
Estados Unidos, Qatar y Egipto llevan semanas tratando de mediar un cese el fuego y una liberación de rehenes, pero hay grandes diferencias entre las demandas de Israel y Hamás, y Qatar dijo el sábado que las conversaciones “no han progresado como se esperaba”.
Hamás ha dicho que no liberará a todos los rehenes que quedan a menos que Israel ponga fin a la guerra y se retire de Gaza. También reclama la liberación de cientos de palestinos encarcelados por Israel, incluidos mandos milicianos.
Netanyahu ha rechazado públicamente las dos exigencias y cualquier situación en la que Hamás pueda reconstruir su capacidad militar y de gobierno. Dijo que envió una delegación a unas conversaciones de alto el fuego en El Cairo la semana pasada a petición de Biden, pero no ve la necesidad de enviarlos de nuevo.
En una entrevista con la televisora pública israelí Kan, el asesor de seguridad nacional de Netanyahu dijo el sábado que la presión militar y mantener una posición estricta en las negociaciones podrían hacer que Hamás abandone sus “demandas absurdas que nadie podría aceptar”.
Tzachi Hanegbi añadió que Estados Unidos apoya la campaña israelí para destruir la capacidad de Hamás y no ha presionado a Israel para que ponga fin a la guerra ni retire sus tropas de Gaza.
Netanyahu también ha arremetido contra las preocupaciones internacionales sobre los planes de una ofensiva terrestre israelí en Rafah y ha dicho que la población se evacuará a zonas más seguras. No está claro a dónde irían en un territorio devastado en su mayor parte.
El mandatario israelí también se opone a la creación de un estado palestino, que según Estados Unidos es un elemento clave en su visión más general para normalizar las relaciones entre Israel y la potencia regional Arabia Saudí, así como para obtener inversión árabe en la gobernanza y reconstrucción de posguerra de Gaza.
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