Washington, DC.- El inmigrante guatemalteco Sebastián B. envía al menos 200 dólares a la quincena para ayudar a su familia en Guatemala desde hace tres años que migró a la región de Washington en Estados Unidos. Como muchos inmigrantes de su país trabaja en el sector de la construcción y sus ingresos varían dependiendo de los trabajos disponibles.

“Uno tiene que ir ajustando primero para sacar los gastos de aquí como la renta [alquiler] y la comida, pero sí son unos 200 a la quincena que envío, que allá suman 1.400 quetzales” comenta este inmigrante a la Voz de América.

Los fondos sirven para la manutención de su esposa e hija, gastos de colegiatura y pagos de servicios como agua, electricidad e internet; en ocasiones también surgen imprevistos que obligan a envíos suplementarios, dice.

El experto en Migración, Remesas y Desarrollo, del centro de análisis Diálogo Interamericano en Washington, Manuel Orozco, comenta a la VOA que este 2024 cierra con pocos cambios en las proyecciones estimadas, pero destaca que sí se ha acentuado un “desaceleramiento” en las transferencias. Esto estaría relacionado a factores como una “disminución migratoria regional”, desde 2023.


Comparaciones

Orozco ofrece los datos compilados en su oficina hasta este diciembre, en los que cruza información tanto de gobiernos centrales como las proyecciones de organismos multilaterales en Washington que prestan especial atención al sector.

Este experto sostiene que este año que termina cerrará con más de 168.000 millones de dólares en remesas para Latinoamerica, que para varios países sobre todo en Centroamérica representan más del 20 % del Producto Interno Bruto (PIB).

Comparado con el año anterior, 2024 experimentó un crecimiento del 5 % gracias a algunos países que mantuvieron el crecimiento moderado como México, Perú, Colombia, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y Haití, en otros se ha estabilizado como el caso de Venezuela, El Salvador y Honduras que registran crecimiento leves.


Empleo para inmigrantes

Un informe reciente que abarcó datos hasta el mes de noviembre por el equipo de remesas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sostiene que la desaceleración estaría vinculada a una menor movilidad de trabajadores migrantes el año pasado.

Pero también a un “un menor crecimiento del mercado laboral para las personas migrantes en el exterior, acompañada de una mejora relativa en las economías de los países receptores de Centraoamérica y México, que disminuyen las necesidades de los beneficiarios”.

México sigue siendo el país latinoamericano que más remesas recibe, con un volumen para este año de 65.651 millones, aunque reporta un crecimiento del 3 %, es la tasa más baja de los últimos 10 años.

El BID ha estimado que en los países centroamericanos las remesas cerrarán este año con un crecimiento promedio del 6,6 % con un volumen de ingresos que superaría los 45.700 millones de dólares.

“La región suramericana, por contraste, tendrá un crecimiento del 9,1 % en sus ingresos por remesas, totalizando 31.700 millones. Los países del Caribe recibirán 18.000 millones con un crecimiento del 2 %, similar al observado en 2023”, según las estimaciones.

Los estudiosos del sector han establecido perfiles de las personas que envían remesas y calculan que los montos mensuales oscilan entre los 131 y 648 dólares mensuales, con ligeras variaciones “según la nacionalidad, el sexo y los años de permanencia en el exterior de las personas”.

El mayor porcentaje de los envíos que hacen los trabajadores están destinados a los gastos cotidianos de los receptores de esos flujos como “comida, vivienda, transporte, entre otras”, según el BID.


Mujeres envían más a un país que depende de remesas

Elena Martínez una trabajadora salvadoreña radicada en Washington envía parte de sus ingresos para ayudar a su madre que aún vive en El Salvador. El resto de su núcleo familiar reside en EEUU.

Esta inmigrante dice que en los últimos años ha tenido que aumentar sus aportaciones ante el encarecimiento en el costo de vida en su país natal. “Cómo todo se ha encarecido allá, sobre todo la alimentación y las medicinas”, opina, “no queda más que ajustarse aquí para poder ayudar”, dice.

Un estudio publicado estos días por la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) sostiene que las mujeres salvadoreñas que trabajan en el exterior envían más remesas a sus familias si se compara con los hombres.

“La migración femenina representa un papel activo en el envío de remesas a sus países de origen, pues tienden a enviar mayores cantidades en términos relativos a sus ingresos en comparación con los hombres, lo cual permite sostener la economía del cuidado de los hogares”, según la UCA.

El estudio considera que las mujeres destinan un mayor porcentaje de sus ingresos en Estados Unidos para sufragar los costos de vida de sus familias en el país de origen, se estima que envían el 14 % de sus ingresos, mientras que los hombres sólo el 11 %.

El Salvador cierra este 2024 con la recepción de más de 8.465 millones de remesas transferidas por sus emigrantes en EEUU, con un crecimiento de 3 % este año.

Las remesas representan para El Salvador el 24 % del Producto Interno Bruto, según estimaciones del Banco Mundial en Washington.

Los organismos multilaterales estiman que en 2025 el crecimiento de estas divisas seguirá en una tendencia moderada para estabilizarse a la baja en 2026, mientras se acoplan los alcances de las políticas migratorias que entren en vigor en EEUU, según ha adelantado la administración entrante del presidente electo Donald Trump.

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