Por Max Aub

Washington, D.C.— Una salva de artillería resonó en el Capitolio en cuanto Donald Trump juró como presidente 47 de Estados Unidos. Pero ninguna tan fuerte como la que dio el republicano, quien dejó en claro que el tono suave y la diplomacia (…) murieron.

Fue un día completo para Trump. Para sus fanáticos, fue el ascenso de quien ven como su “mesías”. La polémica no se redujo a él. Su confidente, el multimillonario Elon Musk, levantó olas durante el desfile posterior a la toma de posesión, cuando se llevó la mano al pecho y luego hizo un saludo que, para muchos, emulaba al nazi. Musk fue uno de los invitados especiales en la ceremonia de investidura celebrada dentro del Capitolio,

Para los detractores de Trump fue el inicio de una era de bullying. El presidente de EU lanzó vivas a la libertad de expresión (…) siempre y cuando sea de los suyos, todo indica. De un plumazo borró órdenes de la administración de Joe Biden.

Dijo querer ser un presidente “pacificador” y “unificador”, pero en su discurso no se cansó de criticar a Biden y los demócratas de llevar al país a “la decadencia” y de asegurar que él lo llevará a una nueva “era dorada”. No lo será para quienes no piensan como él. No lo será para la comunidad LGBT, que ayer reclamó sus derechos, mientras Trump revocaba las protecciones para las personas transgénero y los programas de diversidad.

La única decepción de los trumpistas fue no poder estar más cerca de su líder, debido al clima extremo que impidió realizar la ceremonia afuera del Capitolio o hacer el desfile tradicional. Pero en las pantallas colocadas en distintos puntos o en restaurantes, ovacionaban cada una de las promesas y anuncios de su líder. En un pequeño bar, estadounidenses seguían la transmisión. Pero mientras para unos era un día de fiesta, otros fruncían el ceño ante anuncios como el perdón a los asaltantes del Capitolio o el retiro de los Acuerdos de París. Entre estos últimos, prevalecía el silencio, pero no por coincidencia con Trump, sino por miedo a ser linchados por los trumpistas, que ante un “Buu” ocasional al mandatario reaccionaban con una mirada furiosa.

Adentro de una rotonda del Capitolio repleta, Trump estuvo más que arropado. Los magnates del sector tecnológico: desde Elon Musk hasta Mark Zuckerberg, Jeff Bezos y Tim Cook, estaban ahí, en un lugar privilegiado. Igual que los líderes mundiales que lo entienden: el argentino Javier Milei y la premier italiana Giorgia Meloni. Es el mundo de Trump, que regresó a la Casa Blanca como Rambo a la guerra: Armado hasta los dientes y con un equipo que no le pueda decir que no. Que haga grande a EU que le gusta y expulse, como hará con los migrantes, a todo lo que no. Sean demócratas, pactos climáticos o alianzas globales.

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