Washington, D.C.— El gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, intentó hacer un control de daños tras el escándalo que se desató por el uso de la plataforma de mensajería pública Signal para abordar los planes de ataque contra los hutíes en Yemen, un hecho expuesto por un periodista que fue incluido en el chat. Trump lo describió como un simple “fallo”.

“Asumo toda la responsabilidad. Yo cree el grupo”, indicó el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, en entrevista con la presentadora Laura Ingraham de Fox News, en lo que representan sus primeros comentarios públicos desde que se conoció la noticia, el lunes.

El escándalo estalló por un artículo publicado por Jeffrey Goldberg, editor en jefe de la revista The Atlantic, al que Waltz metió accidentalmente en el chat. Goldberg detalló paso a paso —sin desvelar información que considera confidencial o que puede afectar tareas de espionaje e inteligencia— los cuatro días en los que pudo leer el debate entre altos funcionarios del gobierno sobre un ataque que finalmente fue ejecutado el 15 de marzo y que según los hutíes causó 53 muertos y 98 heridos.

Además de Waltz, el chat incluía al secretario de Defensa, Pete Hegseth, al vicepresidente JD Vance y a la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, entre otras figuras. Además de detalles sobre cómo y con qué armas se atacaría a los hutíes, el chat, emojis incluidos, expone las posturas de la administración sobre Europa, con Vance expresando su rechazo a “volver a rescatar” al Viejo Continente y el jefe del Pentágono, Hegseth, secundando su opinión y calificando de “PATÉTICO” el ademán europeo de depender de Washington para garantizar el tráfico de mercancías a través del golfo de Adén, bloqueado por los hutíes.

En medio de los cuestionamientos por el uso de una red pública como Signal para planear un ataque, y por la inclusión, sin darse cuenta, de un periodista en el chat, el gobierno de Trump, empezando por el mandatario, intentó minimizar la gravedad del asunto.

Trump dijo que se trató de un “fallo”, el “único” en los dos meses que lleva en la Casa Blanca (asumió el 20 de enero), y consideró que “lo importante fue que no pasó nada”, argumentando que los bombardeos contra los rebeldes hutíes de Yemen fue un “éxito”.

Asimismo, expresó su confianza en Waltz, a quien calificó de “un muy buen hombre” que, dijo, “seguirá haciendo un buen trabajo”, y al que, consideró, se ha atacado de manera “muy injusta”.

La estrategia del gobierno pasa también por descalificar a Goldberg e insistir en que no se manejó información clasificada en el chat. Trump calificó a Goldberg de un “completo depravado”, y dijo que a los estadounidenses les importa “un comino” la historia del chat.

La oficina de prensa de la Casa Blanca emitió un comunicado en el que denuncia “un intento coordinado de distraer la atención del éxito” de los recientes bombardeos estadounidenses contra los hutíes en Yemen. “Jeffrey Goldberg es conocido por su sensacionalismo”, aseguró la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, quien resaltó que en el chat “no se habló de ‘planes de guerra’”, ni “se envió material clasificado”. Añadió que el gobierno investiga cómo es que Goldberg terminó en el chat. Waltz insinuó la posibilidad de que el periodista haya ingresado “deliberadamente”. También dijo haber hablado con el magnate tecnológico Elon Musk, dueño de X y asesor de Trump, y que “tenemos a las mejores mentes técnicas investigando cómo sucedió esto”.

El director de comunicaciones de la Casa Blanca, Steven Cheung, fue más agresivo. “Las fuerzas anti-Trump intentan instrumentalizar actos inofensivos y convertirlos en escándalos falsos (…). No permitan que los enemigos de Estados Unidos se salgan con la suya con estas mentiras”, escribió en X.

“No se compartió información clasificada”, se defendió o la directora de inteligencia nacional, Tulsi Gabbard, al ser bombardeada a preguntas por congresistas demócratas en una audiencia del Senado programada originalmente para revisar la Evaluación Nacional de Inteligencia que se dio a conocer ayer.

Gabbard se negó a confirmar que ella participó en el chat. El jefe de la CIA, John Ratcliffe, interrogado al mismo tiempo que Gabbard, reconoció haber participado en los mensajes del chat de Signal, pero alegó o que llamó el uso “autorizado y legal” de la aplicación privada para estos intercambios. El escándalo se agravó al revelarse que el enviado especial para Medio Oriente, Steve Witkoff, estaba en Rusia cuando fue incluido en el chat. De acuerdo con el medio NPR, el Pentágono advirtió el 18 de marzo a sus empleados contra usar Signal, por una “vulnerabilidad” que podía ser explotada por hackers rusos.

El senador demócrata Mark Warner criticó la “actitud negligente, imprudente e incompetente” de los lugartenientes de Trump.

Exsecretarios de Defensa como Leon Panetta han señalado que este caso debería ser objeto de una investigación y que, de ser necesario, los implicados tendrían que comparecer ante la Justicia. Pero más allá de los reclamos o peticiones, no han iniciado acción alguna contra los participantes.

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