Rusia y Estados Unidos volverán a reunirse “la próxima semana” tras mantener ayer en Ginebra conversaciones “francas” sobre la crisis en torno a Ucrania, en cuya frontera siguen concentradas fuerzas militares rusas, mientras la Casa Blanca se mostró abierta a una nueva reunión entre el presidente Joe Biden y su homólogo ruso, Vladimir Putin.

La reunión en Ginebra fue entre los jefes de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, y estadounidense, Antony Blinken. Lavrov señaló haber acordado con el secretario de Estado estadounidense “un diálogo razonable” para “calmar las emociones”.

El Ministerio ruso de Relaciones Exteriores advirtió en un comunicado que si los occidentales seguían “ignorando las preocupaciones legítimas de Rusia” en relación a la ampliación de la OTAN en Ucrania y en su frontera occidental, habrá “graves consecuencias”.

Blinken pidió a Rusia que demuestre que no tiene intención alguna de invadir a su vecino. El Kremlin condiciona la desescalada a la firma de tratados que garanticen la no expansión de la OTAN y la retirada de la Alianza Transatlántica de Europa del Este, específicamente en Bulgaria y Rumanía. La OTAn descartó retirar tropas de esas naciones.

Blinken aceptó poner sobre la mesa “ideas” la semana que viene. Los dos jerarcas diplomáticos acordaron volver a reunirse y no descartó una cumbre entre Biden y Putin, lo que Lavrov consideró prematuro.
Opciones militares

El Departamento de Defensa de EU maneja una serie de opciones sobre las capacidades militares que puede necesitar para estar listo ante una posible invasión rusa de Ucrania, dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby.

El servicio de inteligencia militar ucraniano acusó a Moscú de seguir “reforzando las capacidades de combate” de los separatistas prorrusos en el este de Ucrania. Estonia, Letonia y Lituania enviarán misiles antitanque y antiaéreos a Ucrania.

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