La madrugada del 30 de octubre una noticia acaparó las redes sociales: Octavio Ocaña, actor de la serie Vecinos, había fallecido inesperadamente horas antes. La imagen del joven de 22 años agonizando dentro de su camioneta tras una persecución con la policía del Estado de México impactó no sólo a sus seguidores, sino a quienes no sabían de él.

De inmediato, circularon otras imágenes, las que lo recordaban de niño, caracterizado como Benito Rivers en la serie de Televisa, además de mensajes de apoyo y empatía hacia su familia. Muchos se volcaron a exigir justicia para esclarecer los hechos.

Este tipo de sucesos siempre impactan, pero hay peculiaridades cuando se trata de una celebridad. Si un famoso fallece en un hecho violento, a la sorpresa sobreviene una clase de morbo existencial, considera el sicólogo y perito criminalista, Roberto Carlos Ramírez Aldaraca.

“Los crímenes en el espectáculo son impactantes porque la muerte del otro siempre es observable y analizable, ya que nunca seremos espectadores de nuestra propia muerte.

Pero hay una particularidad, verla reflejada en el rostro de un famoso, de cierta forma, disminuye nuestros niveles de ansiedad ante nuestra inherente muerte próxima”, dice.

El impacto mediático y social es mayor cuando cuando la víctima gozó de cierto reconocimiento, a diferencia de alguien común. Ramírez Aldaraca es miembro de la Federación Mexicana de Criminología y Criminalística, adscrito a la Fiscalía Central de Investigación de Homicidios y Secuestros de la PGJCDMX, reconoce que las autoridades llevan los procesos periciales de distinta manera, en parte por la presión social.

“A nosotros los peritos se nos exige tener mejores resultados. Idealmente tendríamos que ser imparciales, objetivos en nuestra intervención. Tendríamos que atender de la misma manera a la ciudadanía. Pero esto provoca una discriminación generalizada constante para el resto de las personas que no forman parte del espectáculo”, reconoce.

En el caso Ocaña, por ejemplo, la Fiscalía revisará la versión de muerte accidental, algo que no sucede comúnmente en el sistema judicial, dice el experto.

33,308 homicidios dolosos tuvo México en 2021, según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Selena Quintanilla
La Reina del texmex fue asesinada en 1995, en Texas por Yolanda Saldívar, presidenta de su club de fans. La mujer, de ahora 61 años, cumple cadena perpetua. Para 2025, según el Departamento de Justicia local, podría obtener libertad condicional.

Valentin Elizalde
El Gallo de Oro perdió la vida en 2006 al salir de un concierto en un palenque de Reynosa, Tamaulipas. Su camioneta fue baleada a menos de 100 metros del lugar y 70 cartuchos fueron encontrados en la escena del crimen. No hay detenidos.

Paco Stanley
El conductor fue asesinado el 7 de junio de 1999 al salir del restaurante El Charco de las Ranas, en CDMX. Sus compañeros de trabajo, Mario Bezares y Paola Duarte, fueron acusados de planearlo; la falta de pruebas los exoneró del caso en 2001.

Sergio Gómez
El vocalista de K-Paz de la Sierra apareció estrangulado en diciembre de 2007, muy cerca de Morelia. Dos años después, un gatillero de la Familia Michoacana declaró a la entonces SIEDO que fueron órdenes del narco Nazario Moreno, El Chayo.

Octavio Ocaña
Tras la muerte de Ocaña, el 29 de octubre, tanto familia como amigos y seguidores negaron las primeras versiones de los hechos, que apuntaban a que el actor se disparó e impactó su auto durante la persecusión con polícías municipales de Cuautitlán Izcalli.

Se realizaron marchas y crearon grupos en redes como Facebook para exigir justicia. “Mi hijo no se disparó, a mi hijo lo mataron”, afirmó Octavio Pérez, padre del joven actor. Los abogados de la familia aseguraron en diciembre que no se encontraron restos de pólvora en las manos ni de Octavio ni de sus acompañantes.

El caso sigue su curso y la resolución tendrá la atención mediática.

Aldo Sarabia
El músico de Banda El Recodo fue asesinado por su pareja sentimental.

Su esposa, Alma Delia Chávez Guerrero, y el amante de esta, Yahir Alfredo Sandoval, se encuentran en formal prisión por el asesinato. Fue el mismo procurador de Justicia de Sinaloa quien encabezó el caso para la captura que ocurrió en octubre de 2014.

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