El restaurantero Ado Campeol, apodado “el padre del Tiramisú” por los medios italianos, murió a los 93 años este sábado.
Campeol era el dueño de Le Beccherie, un restaurante en Treviso, en el norte de Italia, en la región del Véneto, donde el famoso postre fue inventado por su esposa y un chef.
El plato, hecho de galletas empapadas en café y queso mascarpone, se agregó a su menú en 1972, pero nunca fue patentado por la familia.
Desde entonces se ha convertido en un elemento básico de la cocina italiana, adaptado por chefs de todo el mundo.
Ha habido disputas de larga data sobre el origen del tiramisú. Incluso se afirmaba que se servía como afrodisíaco en un burdel en Treviso.
Sin embargo, es ampliamente aceptado que la receta se desarrolló en el restaurante de Campeol en la ciudad.
Luca Zaia, gobernador de Véneto, tuiteó que la ciudad había “[perdido] otra estrella en su historia de la comida y el vino”.
Un accidente
Le Beccherie fue inaugurado por la familia de Campeol en 1939, y Ado se hizo cargo del negocio al final de la Segunda Guerra Mundial.
El tiramisú se ha convertido en un elemento básico de la cocina italiana desde que se desarrolló en el restaurante de Ado Campeol.
Según el coinventor del postre, el chef Roberto Linguanotto, el plato fue el resultado de un accidente mientras se hacía un helado de vainilla.
Linguanotto dejó caer un poco de queso mascarpone en un tazón de huevos y azúcar, y después de notar el agradable sabor de la mezcla, se lo contó a Alba, la esposa de Campeol.
Luego, la pareja perfeccionó el postre agregando bizcochos empapados en café y espolvoreándolos con cacao.
Lo llamaron “Tiramisù”, que se traduce como “recógeme”.
El postre apareció en una edición de 1981 de Veneto, una publicación local dedicada a la comida y el vino, y ahora es uno de los postres más conocidos de Italia.
Algunas variantes de tiramisú incluyen ron o vino marsala, pero la receta original, certificada por la Academia Italiana de Cocina en 2010, no contenía alcohol porque estaba destinada a ser apta para niños.