Pequeños productores del campo mexicano han logrado aumentar su productividad y condiciones de ingreso a cadenas de logística, con lo cual han vendido a Walmart productos por más de mil 100 millones de pesos.
En entrevista, la directora de Fundación Walmart, Gisela Noble, destacó que en 10 años de vigencia del programa de pequeños productores que la cadena de tiendas de autoservicio tiene en el país, se ha podido trabajar con más de 23 mil agricultores de baja escala del campo mexicano, buscando elevar sus condiciones de productividad e ingreso.
Además, con este esfuerzo se logra evitar a los intermediarios, que se quedan con la mayor parte de las ganancias, explicó.
“En las actuales condiciones del campo mexicano, muchas manos de intermediarismo generan valor, otras no, que básicamente capturan el margen de los pequeños productores. Entre menos manos pasan, entre más directo es, más ganancia tiene el productor”, mencionó.
La directiva de la cadena de autoservicio dijo que la estrategia para aumentar la productividad de este segmento del campo mexicano se basa en dos años de entrenamiento, a través de los cuales se les explica de manera sencilla a cómo producir más con menos recursos, cuidando la diversidad y el medio ambiente.
Noble destacó que en dos años se logra un aumento en su ingreso de 36%, aún sin conexión al mercado, pero gracias a una mayor productividad, enfocados todavía en ventas en su misma comunidad o con intermediarios, ofreciendo mejores productos.
En tanto, una vez que los productores se conectan al mercado, el incremento en su ingreso es de 81% en un año, y los mayores avances se obtienen en mejor producto, así como control de su logística, aplicación de cadenas de frío y mejores tiempos en entregas, entre otros factores.
Además, recordó que los pequeños productores del campo mexicano han tenido por años malas experiencias con el intermediarismo, que en los peores casos se queda de 50% a 80% del valor del producto, provocando ingresos mínimos para los agricultores.
Debido a ello, al acercarse a programas de apoyo y capacitación de grandes empresas, los productores llegan con desconfianza.
“Los encuentras cansados, como si no creyeran en ellos, con un hartazgo y sin esperanza de un futuro diferente. La edad promedio del campesino que tenemos en el programa es 58 años. Muy cansados de los malos intermediarios. Han pedido crédito y los han dejado colgados, y tienen historias de que les compran y no les pagan”, lamentó Noble.
Entre los avances que se han logrado con pequeños productores del campo mexicano, la directiva resaltó la mayor participación de mujeres en la toma de decisiones, dejando en segundo término su papel en funciones de limpieza, empaque o de mantenerse al margen de la operación de este tipo de negocios, convirtiéndose
en administradoras.
“Al principio ves a las mujeres atrás de los hombres. Él es el que habla, el que dirige, el que piensa, el que pide. Después de las capacitaciones encuentras mujeres que son quienes toman las decisiones, con una transformación también de los hombres”, dijo.