Quizá sea un torneo, un trofeo que sólo sirve para reforzar las relaciones entre la Liga MX y la MLS, pero en lo que respecta al orgullo el futbol mexicano salió reforzado con el triunfo del América sobre el Columbus Crew en las Campeones Cup.

Después de 90 minutos de un seco partido que terminó empatado (1-1) y catorce penaltis ejecutados las Águilas salen con la mano en alto (4-5) y da un golpe en la mesa, porque quien manda, ahora, es la Liga MX.

Trofeo que sirve para calmar las movidas aguas que se mueven en Coapa. Es una realidad que en el torneo liguero las cosas no marchan como de costumbre para los azulcrema, mas este logro tranquiliza, es un remanso para un grupo que sabe que la presión siempre la tienen encima.

Y para André Jardine, el técnico americanista, es un logro más, un trofeo más para su currículum, llegando a cinco con los azulcremas contando las dos Ligas MX, el Campeón de Campeones y la Supercopa de la Liga MX. Como sea, el brasileño se convierte en el entrenador con más títulos en la historia de las Águilas.

Partido duro, seco. De muchas promesas y pocas jugadas de gol de ambos lados.

Se destrabó, sólo un poco, cuando vinieron los cambios de ambos equipos, cuando Víctor Dávila en un buen servicio en largo de Álvaro Fidalgo abrió el marcador (68’).

La esperanza de triunfo le duró nueve minutos a las Águilas, en un tiro de esquina Amundsen igualó (77’) de forma algo circunstancial.

Sólo quedó ir a los penaltis . De los primeros cinco, ambos equipos solo fallaron uno: Matan por el Columbus y Richard Sánchez por el América.

Era hora de la muerte súbita y Néstor Araujo, después del fallo de Amundsen, quien mandó su disparo al larguero, tiró fuerte raso y no muy colocado, porque el portero Schutle tocó el balón, haciendo más dramático el momento. El balón hizo mover las redes y el América se alzó como campeón de la Campeones Cup.

Después de muchos malos momentos, la Liga MX tiene algo que presumir, le regresa la memoria de los tiempos en los que en cuestión de futbol, sólo había un patrón, sólo había un dominador.

Por ahora, en estos momentos, se puede volver a mencionar: “Aquí mando yo”.

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