Por Marlem Suárez

En 2015, una pequeña de 11 años llamada Riley Andersen enfrentó un gran cambio en su vida cuando se mudó con su familia de Minnesota a San Francisco como parte de la cinta Intensa-Mente.

La mudanza cambió la paz dentro de su cabeza, especialmente en sus emociones, representadas por cinco coloridas figuras llamadas Temor, Desagrado, Furia, Alegría y Tristeza. En especial, estas dos últimas son las que hicieron un esfuerzo mayúsculo para aprender a trabajar juntas.

Pero hoy, nueve años después de ese filme, los espectadores han tenido que sortear como nunca con emociones que la propia Riley conocerá en la segunda parte.

Si bien sólo ha pasado un año en la vida de la pequeña, el contexto en el que se estrena esta cinta es muy distinto: la gente se siente saturada por la abrumadora información que recibe desde sus celulares, además del tsunami emocional que dejó la pandemia. Y eso es algo que los creadores no podían dejar de lado.

“La ansiedad está ahí porque se preocupa por ti, está ahí para ayudarte. Pero, por supuesto, puede ser perjudicial si se descontrola”, reconoce Kelsey Mann, director de la película.

En esta oportunidad, Riley entrará a la temida etapa de la pubertad, en la que no sólo enfrentará cambios físicos, sino también lidiará con emociones mucho más complejas: envidia, aburrimiento, vergüenza y ansiedad.

Para el realizador, este sentimiento, tan latente desde la pandemia, lejos de ser simplemente una emoción negativa, debe ser visto como una respuesta natural que, con comprensión, llega a ser una herramienta poderosa para la supervivencia y el crecimiento; algo que quiso reflejar en Riley.


Emociones encontradas

Para poder representar esta emoción, no sólo el director de la cinta, sino también el productor Mark Nielsen y gran parte del equipo compartieron vivencias sobre la ansiedad en sus vidas.

“Les dije que yo era ese mismo niño (como Riley) sintiendo esas mismas emociones”, cuenta el realizador del filme.

Nielsen detalla que al compartir anécdotas, el equipo halló la motivación para contar una historia que, en especial, busca ayudar a otros a comprender y manejar sus sentimientos, en especial la ansiedad, algo que ven necesario.

“Todo el equipo realmente se enganchó, quería contar una historia y ser parte de esta película si iba a hablar sobre la ansiedad”, dice Nielsen, quien estuvo detrás de Toy story 4 y la primera Intensa-Mente.

La primera parte de esta historia logró recaudar 858.5 millones de dólares en el mundo, además de obtener el Oscar a la Mejor Película Animada.

Para esta segunda parte, los creadores creen que será esencial el equilibrio entre dos emociones muchas veces contrapuestas, alegría y ansiedad.

“Esta es una gran base sobre la cual construir esta película: la relación entre la alegría y la ansiedad; cómo sus puntos de vista del mundo chocan en la forma en que intentan cuidar a su niña”, detalla Nielsen.

De hecho, Alegría es el personaje con el que más se identificó el productor: “Me encanta su optimismo. Yo creo que tienes que tener una cierta cantidad de optimismo para liderar un equipo de 400 personas durante cuatro años para intentar hacer una película”.

Los realizadores coinciden en que esta película que estrena hoy, busca repetir la fórmula de la anterior en cuanto a hablar de las emociones sin importar la edad que se tenga, así que esperan que los espectadores estén listos para eso: “Está llena de humor, aventuras, tiene incluso algo de peligro y tiene mucho corazón. Tal vez incluso quieran llevar un pañuelo”, promete Nielsen.

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