Quien ganara, daría un golpe de autoridad, quien perdiera entraría en crisis.Y se dio. Atlas tenía la urgencia de ganar y lo hizo, el bicampeón volvió a la seda del triunfo y lo hizo en forma contundente 3-2 a Cruz Azul, quien sumó su segundo descalabro seguido y ya entra en crisis.
Diego Aguirre debe de entender que en un equipo grande, las derrotas aunque sean inmerecidas, duelen y dos seguidas encienden las alarmas. El justificante es que la Máquina sufrió una expulsión muy rigorista que cambió el juego, y que lo inclinó del lado rojinegro.
Y Atlas ya ganó en el torneo, y lo mejor de todo es que Diego Cocca demostró que sabe jugar de otra forma, y que pudo suplir, con la labor de jóvenes, la ausencia de Julio Fuch.
El gol de Jonathan Herrera, otra desatención a pelota parada de la defensiva de Cruz Azul (9’), anunció lo que fue un buen primer tiempo, con dos equipos concentrados en tratar de ofender.
Aunque no lo hicieron en constante medida, sí lograron sacar los alaridos en la tribuna, con el intento de hacer buenas jugadas. Atlas, quien lo dijera, tomó el mando del juego, como pocas veces lo hace, se posicionó en la cancha dejando el espacio largo a los cementeros.
Cruz Azul tomó nota de la invitación y se fue al frente tocando la puerta en una, dos ocasiones y a la tercera Santiago Giménez de “palomita” empató (20’).
El juego se volvió de ida y vuelta. Quiñones y Herrera tuvieron dos tiros de larga distancia; Ángel Romero probó de igual forma a Camilo Vargas.
Al finalizar la primera parte, con Cruz Azul encima, vino la desgracia. Carlos Rotondi quien jugaba su primer juego como titular, disparó, en el vuelo de la pierna pegó una plancha, jugada revisada y que se convirtió en expulsión.
Y eso cambió el juego. Atlas se fue por el herido Cruz Azul, que no supo como pararse y defender con diez hombres. Sólo era cuestión de tiempo. Llegó el segundo, un remate de cabeza de Jéremy Márquez que dejó parado a Sebastián Jurado (69’).
La Máquina trató a base de velocidad conseguir un milagro, pero parecía no había santos en la cancha. Quiñones falló un mano a mano, pero no un disparo raso después de hacerle la faena al Cata Domínguez (81’).
Cristian Tabó (85’) entró al campo e hizo un tanto a base de enjundia para darle esperanza a La Máquina. La cual no llegó.