Tuvieron que esperar 70 años para que Atlas ganará su segundo título. Ahora, en menos de un año, ya tienen dos más.
A lo Atlas, sufriendo, jugando a no jugar, cuidando el resultado, el Atlas refrendó el título, es el tercer Bicampeón de los torneos cortos.
Pachuca lo derrotó 2-1 en la vuelta, pero en el global alzó la mano ganando 3-2, lo hecho en Guadalajara contó y mucho.
Atlas, jugando defensivamente. Atlas, el que arriesga mucho. Atlas, el que era la burla del futbol mexicano . No es campeón, es Bicampeón.
El gol de Romario Ibarra, una obra de arte con túnel incluido (7′), parecía que provocaría una explosión tuza. Pero no si el Atlas está presente.
Como siempre, como saben hacerlo, los Rojinegros comenzaron a ponerle hielo al juego, poco a poco ganaron el balón, ganaron presencia en el campo. Ganaron tiempo.
Que hubo jugadas peligrosas del Pachuca, es verdad. Como aquella donde se pedía penalti y al final se marcó un fuera de lugar.
La presión, a pesar de ser la primera parte, crecía, y más cuando se marcó la mano en el área pachuqueña. Julio Furch con sangre fría definió (44′).
¿Serie terminada? Para nada. Nicolás Ibáñez despertó en la serie final con un letal cabezazo (45+6′), para poner dramatismo en el juego.
Diego Cocca tenía que detener a lo más peligroso de Pachuca, Romario Ibarra, por eso cambió formación: dos líneas de cuatro, lo que controló el juego.
El VAR llamó a Fernando Hernández y este expulsó a Aníbal Chalá dejando a Atlas con diez a falta de ocho minutos de que terminara el juego.
Seis minutos dio de más el árbitro. Seis minutos en qué todo Pachuca se fue contra la portería de Camilo Vargas, que junto a su defensa aguantó heroico el vendaval.
Atlas no es campeón, es bicampeón y Pachuca no supo cómo abrirlo en los momentos claves. Ese fue su pecado.